Aficionados que viven la intensidad del fútbol (II)

EL FÚTBOL ES UN NEGOCIO. Y FIFA es la empresa multinacional de las patadas. Es un espectáculo que se ofrece

EL FÚTBOL ES UN NEGOCIO. Y FIFA es la empresa multinacional de las patadas. Es un espectáculo que se ofrece. Y entre la Ley de la oferta y la demanda, tiene su éxito asegurado. Tan así que este torneo 2022 está en su sede de Qatar, país rico, con jeques, y donde la mujer tiene limitaciones en sus derechos. Para el negocio no importa. Para el lucro no importa. Y se asegura que ese país rico en petróleo y gas, bien administrado, donde los qataríes no trabajan y menos pagan impuestos, ganó la sede con millonarios sobornos. Se dice y se asegura.

ENTRANDO EL TORNEO de Qatar 2022 en el final de su primera etapa, donde cada equipo cumple tres partidos para saber con base en sus resultados si pasa a octavos de final. Lo que sigue: cada partido siguiente es al todo nada, lo cual significa que en caso de terminar  empatados en el tiempo normal, se van al desempate a un tiempo extra, y si persiste esta igualdad, se van a una ronda de tiros penales, y si persiste esta ronda, se van a tiros subsecuentes para "muerte súbita", donde gana el primero que meta gol. Digo, así sería si persisten las reglas de hace veinte años. ¿Qué escucho en los cronistas-narradores?: Lugares comunes, expresiones mil veces repetidas. Pobreza del lenguaje. A tal grado que describen una magnificencia del partido, cuando lo que uno mira es algo bien distinto. Pero los olmos no dan peras, ya lo sabemos.

¿QUÉ MIRO CUANDO miro un partido de futbol en Qatar? Miro a miles de aficionados que miran en vivo, in situ, un juego de pelota que se ha convertido en un referente deportivo de mucho lucro. Que se emocionan o se entristecen de acuerdo a los goles a favor o en contra de su equipo. A equipos que se comportan muy diferentes en el juego. En unos se nota el verdadero juego de equipo, donde cada jugador comparte jugada a partes iguales con los otros, como un rompecabezas que se ensambla. Y en otros equipos predominan las individualidades. El jugador en solitario, con sus gambetas y engaños, trata de meterse hasta dentro de la portería sin dar pase a sus compañeros. Y es rechazado constantemente por las férreas defensas. 

UNA MUESTRA FUE el juego Serbia-Canadá del domingo pasado: una excelente demostración de juego bonito, aún con las individualidades del equipo de Canadá y el ensamble de las jugadas de los serbios, que ganaron estos 4-1. Miro futbolistas que tratan de engañar al árbitro con caídas espectaculares aunque los hayan apenas tocado y ni eso a veces.  Miro a una árbitro mujer, lo mismo a mujeres jueces de línea, pocas, eso sí, pero abriendo brecha, precisamente en un país donde se limita la participación libre de las mujeres. Ah y miro la majestuosidad de los estadios, construidos en poco tiempo, mano de obra de inmigrantes, y con poderosos aires acondicionados para evitar el calor exterior de los 40 grados centígrados, aunque le sumen calor al ambiente global. 

PD. Y SÍ, SE EXTRAÑAN los comentarios de un Juan José Arreola que en el mundial de México 1970 hacía comentarios con la belleza de su lenguaje, utilizando símiles y metáforas, lo cual no se ha visto después. Y en unas de esas transmisiones estaba acompañado de la joven Thalía. Pero esos tiempos no volverán. Mientras tanto disfrutemos los partidos de fútbol de Qatar. Participan muy buenos equipos y otros no tanto.