Al peso le cae bien Trump

SI BIEN la semana pasada fue una de pesadilla para el país ante las amenazas de Trump para México, la moneda mexicana, que es el primer indicador que asume shocks externos, resultó ¡con ganancias! ante el dólar, en medio de tensiones crecientes entre Washington y Los Pinos.

 

ESTOS movimientos del peso apreciándose en medio de las firmas de órdenes ejecutivas para endurecer el flujo migratorio y construir el muro, contrastan con lo registrado durante la campaña presidencial norteamericana, donde la moneda mexicana se desplomaba cuando a Trump le iba muy bien.

 

INCLUSO, días antes que Trump tomara posesión de la Oficina Oval, el peso tuvo sus peores días en su historia, llegándose a cotizar cada dólar hasta en $23.00; pero por razones no muy bien explicadas, la moneda mexicana se ha apreciado de manera sólida, cotizándose ayer en la frontera de los $20.80, e incluso bajando hasta $20.50.

 

VAYA, en la estimación futura de la paridad peso-dólar, las casas de bolsa estiman que el peso fluctuará entre los $17.00 y los $22.00 durante los próximos 365 días, lo cual es un escenario muy optimista para el país, porque hay una gran probabilidad de que al final, el peso regrese a cotizar en menos de $20.00

 

QUE EL peso se esté apreciando puede devenir por varios factores; el primero, que el dólar estaba demasiado caro respecto a las demás divisas, ante el desbordado optimismo de Wall Street y transnacionales que el plan fiscal de Trump y de impulso a manufacturas traería una cascada de inversiones de regreso a EU.

 

IGUALMENTE, Wall Street, como fondos de pensiones y tenedores de bonos gubernamentales tenían esperanzas que otra promesa de Trump, la de lanzar un ambicioso programa de renovación de infraestructura por un trillón de dólares, dispararía el crecimiento del PIB en EU.

 

SIN EMBARGO, ya está quedando claro a estos inversionistas que las promesas de Trump serán muy difíciles de cumplir, ante las enormes protestas ciudadanas, la señales que demócratas no apoyarán al presidente en el Congreso y que, sencillamente, será imposible revertir la globalización sólo a través de “órdenes ejecutivas”.

 

PORQUE irónicamente, mientras Trump mantenía sus amenazas de salirse del TLC y el peso caía y caía, las mercancías mexicanas se volvían mucho más competitivas en EU, lo que ocasionaba el efecto contrario al que busca el presidente de EU: los bienes mexicanos desplazaban a los norteamericanos.

 

POR otro lado, el peso parece recuperar terreno porque también los inversionistas y Wall Street se están empezando a acostumbrar a las rabietas de Trump, a sus tuitazos mañaneros llenos de rencores, y si bien es un perro que ladra, nomás no puede morder por una serie de contrapesos que en EU impiden al magnate hacer y deshacer a su antojo.

 

CUANDO Trump amenazó por primera vez a México por Twitter de que tenía que compensar a EU por el déficit comercial, el peso se desplomó; pero ahora que ya ha tuiteado Trump más amenazas a México por el mismo tema, la verdad es que nadie lo pela porque finalmente, el TLC sigue vigente y ya nadie vislumbra que cambie esta realidad comercial en el corto o mediano plazo.

 

ADEMÁS, también los inversionistas, bancos multinacionales y fondos de ahorros y pensiones tienen muy claro que aunque Trump desee romper el TLC, los grandes intereses económicos de EU lo impedirán a como de lugar, y ahí está cómo Wall Street reaccionó casi de inmediato y con protestas tremendas ante la polémica de gravar importaciones mexicanas para pagar el muro.

 

AL FINAL, Trump parece entender que el TLC es un acuerdo intocable, y a diferencia del veto a musulmanes o que México pague el muro, en cuanto a libre comercio hay unanimidad entre demócratas y republicanos que si el acuerdo no se abrirá para mejorarlo, lo mejor es no moverle ni una coma.

 

ESTA certidumbre en torno al TLC también ha permitido que el peso se fortalezca, ya que serán las excepciones que empresas como Ford o GM cancelen inversiones en el país para trasladarlas a EU; menos ahorita, cuando se ha desatado una severa crisis política e internacional en torno al presidente.

 

SI TRUMP no gana velozmente un poco de legitimidad, prácticamente perdida en su primera semana de gobierno, muy difícil será que los demócratas y republicanos aprueben su reforma fiscal, que es el dulce para convencer a corporativos norteamericanos que regresen a EU a invertir.

 

POR lo pronto, Ford ya reportó perdidas tremendas por su cancelación del proyecto en San Luis Potosí al doblegarse ante Trump, y ahora que no tiene certeza que el magnate le cumpla con recortes fiscales prometidos se encuentra en el peor de los mundos, porque asumirá mayores costos para fabricar los mismos autos, lo que invariablemente afectará sus acciones en Wall Street.

 

Visite www.hojaspoliticas.mx