El dedazo y la cultura democrática

No hay duda que el presidente Andrés Manuel López Obrador conduce su propia sucesión, pero lo hace con el piso parejo para la y los aspirantes que han quedado en la recta final. Lo reitera cada vez que se presenta la oportunidad: no habrá dedazo, tampoco hay tapados.

Desde que en junio de 2021 abrió la sucesión, López Obrador anunció por lo menos a unos diez nombres. Recordemos a Esteban Moctezuma, entonces secretario de Educación y ahora embajador de México en Estados Unidos; Juan Ramón  de la Fuente, ex rector de la UNAM y representante de México ante la ONU; Tatiana Clouthier, entonces secretaria de Economía;  Zoé Robledo, director del IMSS; Rocío Nahle, secretaria de Energía; Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores, y Claudia Sheinbaum, Jefa de Gobierno de la Ciudad de México.

De todos ellos –porque no quisieron o no pudieron-sólo quedaron Marcelo y Claudia, a los que se sumó a finales del 2021 Adán Sugusto López, en su calidad de secretario de Gobernación.

Por la libre se anotó el senador Ricardo Monreal, quien desde un principio tuvo como objetivo tratar de sacar del juego a Claudia Sheinbaum, a quien consideraba favorita del Presidente. Y a quien el zacatecano le quiere cobrar la cuenta de 2017, cuan la actual jefa de Gobierno, le ganó la encuesta interna de Morena. En aquella ocasión Monreal dijo que los resultados estaban “cuchareados” y amenazó con buscar otro partido. Nuevamente para el 2024 se opone a la encuesta interna. Fue convencido por AMLO de quedarse a cambio de una senaduría.

Y el presidente ya lo dijo esta vez: será por encuesta y nada más. Para que no haya duda, la semana pasada puntualizó: “no habrá dedazo”, será una decisión de la gente.

Quizá no está por demás recordar que López Obrador propuso que la encuesta se incorporara a los estatutos de Morena para resolver el conflicto por la dirigencia nacional de ese partido que enfrentó a Mario Delgado y a Porfirio Muñoz Ledo. La encuesta se aplicó también para la selección a sus candidaturas a los gobiernos estatales del 2021 y 2022, también para el año próximo en el Estado de México y Coahuila. Seguramente así se hará en el 2024 cuando le toque igualmente a Tabasco. 

Apostarle al “dedazo” presidencial no sólo es ir contra lo que ha dicho el propio López Obrador, sino es también renegar de una cultura democrática que tanta falta le hace al país y por la que tanto se ha luchado. El Presidente busca dejar un legado para la historia que sea totalmente distinto a las viejas prácticas del PRI. Pero aunque el priismo ya no está en Los Pinos ni en Palacio Nacional, sigue siendo una conducta difícil de erradicar y uno de sus síntomas es la adicción al “dedazo”.

En la madrugada de este miércoles la Cámara de Diputados aprobó, en lo general y en lo particular, el llamado “Plan B” para la reforma electoral propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador, después de que el martes la iniciativa fuera desechada.

PRIMERA PARADA

Como respuesta al rechazo de las reformas constitucionales en material electoral y del INE el pleno de la Cámara de Diputados aprobó en “fast track” las reformas a leyes secundarias en esta materia con el voto a favor de Morena y aliados y el rechazo de los diputados del PAN, PRI y PRD.

El tema pasa ahora a la cancha del Senado en donde se pondrá a prueba la posición de Ricardo Monreal, aspirante a la candidatura del 2024.  Aunque Morena y sus aliados también tienen la mayoría en el Senado dependen de los acuerdos que haga o no Monreal quien desde su posición ha condicionado varias reformas. La primera propuesta presidencial modificaba la constitución para hacer profundas modificaciones al Instituto Nacional Electoral (INE) y reducir los escaños en el Congreso bicameral. La oposición evitó que se aprobara.

SEGUNDA PARADA

Mucho hay que revisar en materia de administración de justicia. Así se confirmó cuando en votación unánime, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) declaró la procedencia de amparo en el caso “Duda Razonable” y retomará la sesión este 8 de diciembre. Los detenidos por este asunto ya tienen un pie fuera de prisión. En tanto, el fiscal Nicolás Bautista Ovando dijo desconocer las acusaciones de la Fundación “Duda Razonable” sobre fabricación de delitos en la Fiscalía General del Estado (FGE). El proceso viene desde la administración pasada.