El notable envilecimiento de la política en Tabasco y el antídoto Gaudiano

El notable envilecimiento de la política en Tabasco y el antídoto Gaudiano

Hemos confundido el sentido del concepto POLITICA (con mayúsculas) en Tabasco. Con el episodio de la lucha, encarnizada, sin cuartel, por la JUCOPO se ha manifestado con toda su crudeza. Muchos parecen creer que los más tramposos, los que más grillan, los que más zancadillas ponen, los que más gastan, los que más regalan laminas y pollitos son los “gallos”, los “buenos”. Parece un concurso de a ver quién la tiene más grande, (la cuenta corriente), que impide el debate de iniciativas e ideas que mejoren la vida de los ciudadanos. Festinamos cuando se cae la carrera política de algunos, y estamos a la expectativa de ver, con morbo exacerbado, quienes resucitan después de haber sido golpeados por uno u otro acontecimiento. No nos leemos los programas de los candidatos, que a su vez no plantean en términos claros y entendibles cual es su plan de trabajo, o su oferta de campaña, porque en la mayoría de los casos no los tienen. Y plantean las elecciones como un concurso de popularidad y no de ideología o promesas de campaña que redunden en el bienestar de los tabasqueños. Hemos ensuciado el destino de la democracia, que es el de tener un escenario en el que escuchar opiniones y valorar los proyectos a futuro que, desde la tribuna de un partido político, o ahora desde la independencia de los institutos partidistas, nos ofertan los candidatos. Política es el arte de concretar lo posible, con acuerdos sociales amplios, para adoptar  las medidas necesarias que conduzcan a la más amplia mayoría de la población al bienestar. Desgraciadamente solo escuchamos diatribas, insultos y descalificaciones del adversario convertido en enemigo. Por todo lo anterior, en esta circunstancia de envilecimiento de la política que vivimos, gente como Gerardo Gaudiano tiene la respuesta tan favorable que tiene. Gaudiano no acepta provocaciones, todos los días sale a la calle, ranchería por ranchería, a escuchar inquietudes y a palpar el ánimo de la población respecto a los asuntos más diversos y consigue, con muy poco presupuesto, dar respuestas casi siempre positivas. Planea, no improvisa, no tiene ocurrencias, habla bien de todo el mundo, no se mete con nadie y admite sus errores cuando es necesario, lo que hasta ahora no ha sido muy necesario. Por el otro lado, parece como si los que tratan, -sin conseguirlo-, seguirle los talones desearan que todo le vaya muy mal para así poder adueñarse de la bandera opositora a un desempeño exitoso del alcalde de Centro. No parece que Gaudiano vaya a tropezar. Trabaja mucho, y sus oponentes no saben lo que es eso: Solo saben grillar.