En el PRI todo sigue en el aire y se espera un golpe de timón del CEN que no llega

En el PRI todo sigue en el aire y se espera un golpe de timón del CEN que no llega

Las risotadas de algunos priistas retumbaban hasta en las esquinas de un conocido restaurante en el que se habían citado a desayunar, al leer, en crónica ignorantemente sesuda de un ingenuo junta letras, que habían tenido una reunión, este fin de semana en la CDMX, los que aspiran a dirigir el tricolor para sustituir a Miguel Ángel Valdivia y así tener mano en las candidaturas para las elecciones del 2018. No hubo tal reunión: Primero porque era puente y sus familias, y las playas y los ranchos les requirieron a la mayoría, que si tienen quienes les quieran. Segundo porque no tiene caso acudir a un llamado para buscar una candidatura común y de unidad cuando nadie está dispuesto a ceder en sus aspiraciones de apropiarse de los jirones del PRI, si al final el que decide se mueve mejor en lo oscurito sin negociar nada con nadie. El CEN, Enrique Ochoa, tiene con que imponer su criterio condimentado con las opiniones de Jorge Salomón Azar, su enviado especial, que conoció de primera mano cómo se las gastan sus compañeros de militancia chocos al recibir hasta arañazos, gritos e improperios cuando el solo había venido a ayudar, a intermediar, a hacer de árbitro. Y los tabasqueños leales al PRI son tan pocos, tan enfrentados, y están tan desacreditados que aunque salgan a protestar nadie en su sano juicio les dará la razón. El relevo no se dará por consensos, sino por línea directa de la cúpula que sabe que no hay otra manera y que nunca se podrá hablar de imposiciones cuando no hay nada para nadie si el proceso se diera en votación libre y secreta de la militancia. En esta situación se hace necesario un golpe en la mesa de la dirección  nacional priista que de lo contrario fomentaría más caos, más desunión y descomposición política de la que hay en estos momentos, que es peligrosamente inmensa. En definitiva todo sigue en el aire y todo empeorará sino no hay respuestas rápidas como que alguien se dedique a hacer un control de daños. ¿Serán capaces los priistas de escuchar el tsunami que se les viene encima en medio del barullo y del guirigay de tanta gente que clama sus supuestos méritos para ser alguien? Lo que más me preocupa a mí, en mi insignificancia, es que suba el nivel de la confrontación y llegue la violencia física entre ellos y ellas.