JUCOPO y MAD: En algo hay que pasar el rato

JUCOPO y MAD: En algo hay que pasar el rato

Ningún partido político puede distribuir los comunitarios bienes a los que aspiran desigualmente. Los reparte la mal llamada madre naturaleza. Ni siguiera el padre Stalin lo consiguió y no puede conseguirlo el señor Manuel Andrade, que pretende gobernar un territorio, el de la Cámara de Diputados tabasqueña, que además de no ser exclusivamente suya, ni por los votos, ni por el número de diputados, es claramente hostil a sus conductas altisonantes y actitudes petulantes y posiblemente con toda la razón. Lo que ocurre es que estas riñas tribales nos tienen azacaneados a todos, incluso a los esclavos de la realidad. Aquí no hay forma de entenderse. Sobre todo si hablamos al mismo tiempo. En nuestra pequeña nación, Tabasco, ayer abundante y hoy con una falta de liquidez evidente, todo son harapos, pero además de nadar tenemos que guardar la ropa que nos queda. Los perredistas anuncian que no tendrán la presidencia de la JUCOPO, pero que gozan y tienen la escritura de una mayoría amplia, de su propiedad, y de sobra para paralizar cualquier ocurrencia del ex gobernador que ocupará el cargo a modo de juguete, por lo que no tendrán consecuencias sus decisiones. Lo que está más claro en estos momentos precursores a la subida de la luz es que los oscuros dioses no nos quieren. Quizá no tengan una especial predilección por nadie o acaso se han olvidado de sus súbditos. Después de las dos grandes interrogaciones -a dónde vamos y de dónde venimos- se impone la tercera: ¿dónde vamos a comer mañana? ¿En Cohauila, en donde nos reclaman como mano de obra barata? Llueve sobre el mundo y llueve sobre nuestras vidas fugitivas, como comprobaron algunos poetas al tentarse la ropa y al tocarse el alma. No es que el mundo esté mal hecho, sino que está sin hacer. Nos han confiado esa tarea a sus habitantes, pero nosotros no somos gente de fiar. Ni confiamos en los dioses, ni ellos confían en nosotros. Mientras creemos en los que nos hablan de ejemplaridad. En algo hay que pasar el rato.