Los futuros ingenuos y descontentos de MORENA

Los futuros ingenuos y descontentos de MORENA

 

Vivimos tiempos confusos en Tabasco. Antes, no hace mucho, era más fácil: El que tenía intereses con el PRI votaba al tricolor y manipulaba a toda su familia para que hiciera lo mismo. Con los perredistas ocurría lo mismo y los escasos panistas que tradicionalmente existen en Tabasco están contados y ni crecen ni menguan. Ahora las cosas no son tan de blanco y negro y existen muchos matices en grises. Da igual. Si los descontentos individuales de los partidos políticos consiguieran agruparse en un solo proyecto ganarían todas las elecciones futuras, aunque siguieran perdiendo las más inmediatas. Tabasco está lleno de resentidos. Unos por unas cosas y otros por otras, que suelen ser las mismas aunque de distinto signo, y eso sólo se cura, a diferencia de las dolencias del amor que únicamente tienen remedio “con la presencia y la figura”, con el piadoso y lento olvido. La militancia priista observa como los de siempre acumularon inmensas fortunas, los perredistas están sorprendidos por la veloz acumulación de dinero de los afortunados con cargo en la nómina pública y los panistas ya están acostumbrados a su cuota parte en las diferentes alianzas que realiza el CEN dependiendo de hacia dónde sopla el viento en cada momento. Pero siempre son los mismos los que se benefician y eso causa descontento entre la mayoría que siempre se cree las promesas de campaña, en la que una sirena MORENA les susurra al oído que ahora si les ha llegado la hora, que nunca llegará. “Como digo: Vivimos tiempos confusos -yo, personalmente, por muy poco tiempo- pero nunca han existido personas a las que le tocaran épocas fáciles, ni siquiera en la “belle époque”. El trastorno actual se debe a los traqueteos de la economía, que antes se estaba quieta y ahora se mueve más que el rabo dúplice de la lagartija de Marx y Engels. Estamos en vísperas de una gran transformación, pero como no sabemos en qué consistirá todos podemos considerarnos antepasados. Lo que impera en Tabasco, en esta pequeña provincia del imperio de los EEUU es la confusión. Los descontentos tenemos razón, pero no debemos emplear la que nos sobra en hacer imposible que se oiga a las personas más razonables que los mesías. Los que jamás han tenido la curiosidad de leer a Goethe le acusan de preferir la injusticia al desorden. Omiten decir que el desorden le parecía la mayor de las injusticias. Y en eso estamos.



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