Los priistas se preguntan si es habitable su partido

La agonía priista tabasqueña parece no terminar y parece que el enviado especial para solucionarla, Jorge Salomón Azar, ya ha dado por perdida su mediación dejando el barco tricolor a la deriva. La opción de no hacer nada, -elegida por los que no están dispuestos a dejar pasar esta ocasión excepcional de vacío de poder-, y dejar al gris y malévolo Pedro Gutiérrez que siga manipulando en la sombra a Valdivia, y que se enquiste definitivamente el problema de la sucesión, parece imponerse, aunque es menos dramática la de nombrar a un nuevo presidente desde el CEN, en la persona de Nicolás Bellizzia, pero igualmente dificultosa. Los priistas no solo se preguntan en que partido militan que no ofrece soluciones, sino si es habitable el que les hospeda. Parece que hubiera dos partidos dentro de una sola organización y que hay suites de lujo o salas de espera de tercera clase. Si hubiera más de dos lo tendrían más claro los priistas. Se irían a la tercera sala, para esperar menos tiempo a que a la cuarta fuera la vencida, pero ya no hay salas de espera en las estaciones. Sólo existen las de primera clase y las que no tienen ninguna clase. Los priistas de tercera son todos los que aguardan una solución de manera incómoda, pero están dispuestos a aguantar el trayecto. Ahora no hay más que dos salas: la de los acomodados y la de los que tienen trasero de mal asiento. Quien exhibe datos triunfales sobre la reorganización, como Valdivia, son culpados del sufrimiento de la gente, que está deseando subirse a cualquier tren, con tal de que le lleve a otra parte. Y le preguntan algo que nos intriga a todos: ¿en qué partido político vive usted? Hace falta estar muy desorientado para no saberlo y hace falta tener un excelente sentido de la orientación para no tropezar con los resentidos, los marginados o los que todavía tienen esperanza pero no ven por donde encauzarla porque nadie les atiende. ¿Cómo pueden coexistir los que creen que todo va mejor y los que aseguran que las cosas siguen yendo fatal? El error de apreciación no está en la mirada, sino en la perspectiva y no depende del oftalmólogo, sino del de la ventanilla del banco en donde le pagan los cheques a Valdivia a Gutiérrez y a dos que tres allegados al antiguo sistema de un priismo achicharrado por su propio pasado y los que lo sembraron que siguen nutriéndose de la desgracia y de la miseria. El gran problema es la diferencia, que se está ahondando tanto que puede convertirse en una fosa común para el PRI.