PRI choco: Escuchar la voz de la conciencia

 

Para el nombramiento del presidente del CDE del PRI en Tabasco se manejan pocos nombres y se busca que el perfil no solo sea político, sino el de un buen gestor. El manejo económico ha sido escaso y desastroso, por lo “desaseado”, por elegir una palabra benévola. Deberían inventarse audífonos para que Miguel Ángel Valdivia pueda oír la voz de su conciencia. Hay personas que saben lo que pasa realmente en el PRI, pero en lo único que están de acuerdo es en callar y seguir buscando a los culpables, que no puede ser uno solo. La historia del dinero en el tricolor tabasqueño está todavía por escribirse y da la sensación que puede tener un guión similar al de aquel cuento de “La Cueva de Alí Baba y los cuarenta ladrones”, o más. El que no se consuela es porque está vivo y sigue atareado buscando a los culpables. ¿Qué tendrá la culpa, entendida como falta más o menos grave, que nadie quiere quedarse con ella? Quizá pese demasiado en la conciencia. Incluso en los que no tienen conciencia. No se explica de otro modo que Valdivia, después de acarrearla durante algún tiempo, esté deseando soltarla. “¿Quién hizo la cosa mal hecha?”, se pregunta nuestro refranero. Y como por costumbre, se responde a sí mismo por medio de un pareado: “Aquel a quien aprovecha”. Sin embargo ahora mismo eso no es lo importante, las auditorías, si se dan, llevan un camino aparte. Ahora lo necesario es que quien se haga cargo de la ruina priista tenga la vista puesta en las elecciones del 2018 y la designación de las candidaturas. Me parece un error. El tricolor tabasqueño no tiene un peso partido por la mitad y tiene muchos problemas que se arreglarían teniendo algo de sencillo. Si todo va muy mal es porque el poco que quedaba se lo llevaron los mismos de siempre, aunque tengan distintos collares sus ávidas jaurías. No es que la acumulación del capital lo resuelva todo, pero tiene la capacidad de aplazar lo más urgente. Incluso la crisis. Por lo anterior al que vaya a presidir el CDE priista choco, muy previsiblemente Nicolás Bellizzia, que se lleva bien con todo el mundo, no se sabe si habrá que darle la enhorabuena o el pésame. En todo caso habrá que agradecerle el servicio a su partido. Nos gustan más los pésames que las enhorabuenas y no estamos perdiendo la ocasión de condolernos. La mesura y el equilibrio nunca han formado parte de nuestras numerables virtudes, que le vamos a hacer.

 

Por Antonio López de la Iglesia