Priismo choco: No deben esmerarse en la elaboración de reproches

Llegará el momento de la reconciliación porque los rivales se necesitan

La esperanza no hay que perderla porque parece claro que una de las soluciones al hediondo clima político que padecemos es que la mujer  ocupe espacios de poder que, generalmente, está demostrado, muestran más ganas de hacer las cosas bien y eficazmente. De ser cierto que Gustavo de la Torre, recién ratificado ayer como nuevo presidente del CDE del PRI, responde a los intereses de Gina Trujillo, con su propio capital político personal, no sería tan malo como apuntan muchas malas lenguas. Gina ha movido a su partido a una dinámica positiva y ahí está el apoyo que le dieron Humberto Mayans y Manuel Andrade, entre otros representantes de diferentes corrientes, y grupos priistas que, de otra manera, estarían destinadas a la minoría más humillante, o prácticamente a la desaparición. Creer que el mundo político tabasqueño es mejorable, a pesar de sus eventuales pobladores, siempre produce una sensación confortable. No tenemos que resignarnos a la fauna política que tenemos: el diccionario define la palabra “resignación” como “conformidad, tolerancia y paciencia ante las adversidades”. O sea, como una cabronada. ¿Podrán curarse las heridas que tiene el priismo choco? Los militantes de verdad se conformarían con que, entre tantas puñaladas, no haya habido ninguna de muerte. Llegará el momento de la reconciliación porque los rivales se necesitan. Aunque no sean amigos, ni cómplices, no deben esmerarse en la elaboración de reproches.