Sabor a PRI, un partido busca brújula; impacto de los excesos en el poder

Sabor a PRI, un partido busca brújula; impacto de los excesos en el poder


* Perfiles históricos y vicios; corrientes del tricolor, subterráneas.

* El dilema: derecho de elegir delfín; debilidad del gran elector.         

*La democracia no gusta, pero sí gasta; una nación al garete

Víctor M. Sámano Labastida

“TIENE razón Heráclito: nadie se envuelve dos veces en la misma bandera y en México la figura obsesiva no es ya el caudillo político o el cultural, sino el desempleado, que crece a sesenta minutos por segundo, y bajo cuya invocación catastrófica medran todas las profecías y se van extinguiendo las ilusiones fáciles o matizadas en el progreso”. Estas líneas datan de 1977 y pertenecen a Carlos Monsiváis.

Describió un triple efecto del PRI en la vida nacional: caudillismo, ilusión de progreso y pobreza multiplicada. ¿Qué tanto hemos cambiado, 40 años después? Veamos algo de esto.

PODER, VICIOS Y MAGROS RESULTADOS

PARA BIEN y para mal, el PRI definió el siglo XX mexicano. Es un partido político que nació para administrar el poder, no para competir por el poder. Por esa razón, detuvo cuanto pudo la transición democrática y le sentó mal cuando finalmente se produjo. Competir por el poder molesta a quien nació en Los Pinos.

El retorno del PRI al poder en 2012 parecía un cuento de hadas. Ha mutado para muchos en historia de terror, o por lo menos la comedia del error. Empeñado en políticas sin consenso (como ejemplo los gasolinazos), rumbo al 2018 presidencial aparece en varias encuestas como la tercera fuerza política nacional, por debajo de Morena y el PAN. La corrupción y los traspiés de Peña han sido un agujero negro en realidad política y opinión pública. Nadie tiene más gobernadores buscados por la policía; nadie tiene mayor fama de prevaricación tras bambalinas; nadie encarna mejor los vicios de México que el PRI. Algunos analistas piensan que esto es una ventaja por el toque pragmático/cínico de la modernidad.

En fin: “haiga sido como haiga sido” (Calderón dice), es una mancha que no se borra ni con toda el agua de los océanos, para citar a dos clásicos. ¿Qué anhelos y ambiciones se agitan en el PRI?, ¿qué corrientes políticas disputarán el sitio en la boleta presidencial?, ¿qué proyecto de nación, enjuagues y alianzas se requieren para el repunte del tricolor hacia 2018?

Hagamos un poco de historia, para rastrear el dramático presente: un proyecto de nación al garete, por mediocridad interna y viento externo del norte, con apellido Trump.            

CÁRDENAS, ALEMÁN Y DON FIDEL    

SALTEMOS el eje sonorense Calles-Obregón, prehistoria del PRI. En sentido moderno, el PRI tiene tres caras fundacionales: un perfil nacionalista, popular y campesino que encarnó Lázaro Cárdenas del Río; un perfil empresarial, productivista y cosmopolita que encarnó Miguel Alemán Valdés; un perfil corporativo, obrero y sindical que encarnó Fidel Velázquez, dirigente nacional de la CTM por más de 50 años, 1941-1997.

Podemos situar diferentes ramificaciones y continuidades que se confrontan por el dedazo y utilizan como bisagra/puente a Fidel/CTM, que resultaba el fiel de la balanza con el voto corporativo en su bolsillo. No es casualidad que el PRI haya perdido su primera elección presidencial en el 2000, tres años después de la muerte de don Fidel. La primera elección sin voto corporativo/sindical férreamente controlado. Otro brazo, más disperso y amarrado a la pobreza, fue el de la CNC, el llamado “voto verde”, o voto campesino.    

La corriente cardenista del PRI se desplazó hacia la izquierda mexicana. Si acaso, permanecen restos de echeverrismo y lopezportillismo que mutaron en el suelo de Atlacomulco con el clan Hank y sus cachorros. La corriente empresarial alemanista y cosmopolita giró hacia el delamadridismo y salinismo, con perfil neoliberal, de corte bursátil y globalizador. Peña Nieto llegó a Los Pinos por una combinación de estos perfiles.                

En el PRI del siglo XXI, las corrientes internas son marcadas por el sello tecnócrata que devora la política gubernamental. Aunque también se hace presente el discurso de corte social que recuerda los postulados de la Revolución Mexicana. Pero tiene mala fama y malos abanderados. Manlio Fabio Beltrones dijo alguna vez que la bala que mató a Colosio fue también la bala que selló su carrera política. Eso cambió todo en el sistema político emanado del PRI. El grupo Beltrones juega un volado rumbo al 2018.

Lo que queda de discurso social en el PRI, pasa por la añoranza de la Revolución y la hegemonía del partido de estado como ogro benefactor. El control corporativo en el estilo CTM/Fidel se fue para no volver. Con los cambios jurídicos, el PRI perdió la zona estratégica de su voto duro. Lo mismo pasó con el llamado voto verde, el del sector campesino que buena parte siguió al neocardenismo.

¿El dedazo? Es tradición y realidad: el Presidente emanado del PRI elige a su delfín para buscar continuidad transexenal. No está claro que Peña logre imponer candidato presidencial, como sí impuso el relevo de Manlio en el PRI, con el anti político Enrique Ochoa.

Si por méritos fuera, no califican los principales contendientes: Miguel Ángel Osorio Chong en Gobernación de fachada, Luis Videgaray ahora canciller y con un Trump en la uña, Aurelio Nuño con un modelo educativo sacado de la manga y al final del sexenio, José Antonio Meade en una Hacienda descabalgada por el gasolinazo, José Narro que pretende encarnar valores culturales (fue Rector de la UNAM) que los priistas minimizan para la política, Manlio Fabio defenestrado en el PRI y ahora agazapado.

¿Las corrientes en el tricolor? Subterráneas, con la sombra de Carlos Salinas de fondo, porque el nombre del bueno va primero. Origen es destino: la democracia no gusta y sí gasta.

AL MARGEN

EL PASADO fin de semana el ex alcalde de Centro, Humberto de los Santos Bertruy se “auto destapó” como aspirante a la candidatura por el gobierno de Tabasco. Buscará –dijo- ser el abanderado de las izquierdas unidas y para ellos retomó el nombre de su asociación Movimiento 17 de Julio, fundado en septiembre del 2009 luego de que le fue impedida la participación electoral. El anuncio de sus  nuevas aspiraciones provocó diversas reacciones, desde la burla hasta la reflexión. El caso de Bertruy nos adelanta cómo se moverá la baraja de los aspirantes para el 2018; la mayoría aprovechará los conflictos internos en los partidos para lograr colarse a alguna posición. La gubernatura es el techo, van por senadurías, diputaciones y alcaldías. Les queda la ventana de los independientes para presionar. (vmsamano@yahoo.com.mx)