Vice Coordinación del perredismo en el senado: Mal negocio el de Fernando

Vice Coordinación del perredismo en el senado: Mal negocio el de Fernando

 

No sé como haya  podido pasar que diría un optimista compulsivo pero, pasamos de ganarnos el pan con el sudor de nuestra frente a que algunos/as políticos/as, y otros cómplices, se lo ganen de forma sistemática y hereditaria, con el sudor del de enfrente. La corrupción es galopante y ya no guarda ni las formas y hasta se agazapa en el senado. Alejandra Barrales, perredista presidenta, además de quedarse con su departamento en Miami se queda con su curul que le da impunidad y mucho dinero todos los meses. Y sin despeinarse ha roto por completo el grupo de su formación política quedándose en una minoría de 7 seguidores contra 11 descontentos que se han declarado independientes. Mal negocio ha hecho el muy estimado Fernando Mayans y se ha metido de segundo de a bordo de una catástrofe para la izquierda al lanzarse al abismo de una vice coordinación teniendo el mando en la plaza de todo este desaguisado a Dolores Padierna que, no hay que olvidar es esposa del “señor de las ligas” Bejarano de triste memoria que también sigue dando lata, aunque pagó con cárcel su delito. En todo caso Mayans, seguramente, ha hecho lo que le dictaba su conciencia, lo que hace siempre y me consta, aunque eso le cueste capital político. Alejandra Barrales ha embarrado la figura del perredismo en el peor momento de su historia, cuando Andrés Manuel está listo para fagocitar a los que saben que el barco se hunde. Barrales ha metido una enfermedad mortal en el seno del PRD que se dispone a convalecer en el senado, en pleno estado de postración. Los agentes patógenos que ha infiltrado en su organismo político, usando variados disfraces, conducen a un estado terminal del partido del Sol Azteca que se encuentra rodeado de enemigos, incluyendo a uno de sus fundadores, Cuauhtémoc Cardenas, y el que le llevo a sus triunfos más sonados, Andrés Manuel López Obrador. Y Alejandra Barrales npo pide perdón, sino que solo lo espera, y apela a esa vieja costumbre que es entre nosotros la de robar y después no devolver lo robado. La restitución hace mucho que no se lleva, pero ha crecido el misericordioso hábito de perdonar. Y en esas, sin comerlo ni beberlo, se encuentra el buen amigo Fernando Mayans que tal vez intente, a como es su costumbre de Dr., aplicar una cirugía a corazón abierto a un perredismo que se está jugando la vida o la muerte política.