El entretenimiento en línea conquista los países emergentes

Brasil tiene el mayor potencial, siendo un país con más de 211 millones de habitantes. Colombia avanza en la misma dirección, a la par de Nicaragua y Bolivia, donde el juego es legislación nacional. En Argentina, sin embargo, todo depende de la provincia: aquí también el potencial es enorme, especialmente en la provincia de Buenos Aires. En la región, el crecimiento interanual es del 20%, impulsado por el uso de teléfonos inteligentes y la preferencia por los juegos móviles. Se espera que los ingresos superen los 7 mil millones de dólares para fines de 2021. Lugares en los que los juegos de casino son idolatrados en todas sus formas, tras haber sufrido una reconversión hacia la parcela interactiva.

India, por su parte, tiene 1366 mil millones de habitantes, lo que automáticamente la convierte en una región altamente estratégica con una tasa de crecimiento anual compuesta estimada del 40% anual. Las estimaciones dicen que el valor de mercado del juego podría superar los 2.800 millones de dólares en un año, debido al auge constante del ITC en el país. Los consumidores indios son amantes de la tecnología y los teléfonos móviles, el modelo premium detrás de las máquinas tragamonedas es muy popular y las instalaciones, dados los planes de desarrollo del país, son todas buenas. Con el marco legal apropiado, India podrá postularse como el hogar de las apuestas en los próximos años.

Surgen dudas sobre África: en 2020 había 1.340 millones de personas en el continente, el más pobre y menos digitalizado de todos. Pero muchas realidades africanas todavía tienen perspectivas, incluso si las leyes varían de una zona a otra: las regiones islámicas son mucho más severas que las cristianas, pero en general no existen leyes sobre el juego. El caso más sensacional es el de Ghana, donde el juego falta en cada mención legislativa. Si bien es posible que los juegos de azar en línea estén permitidos, es posible que se regulen en el futuro. Los únicos países con leyes adaptadas al juego son Uganda y Kenia, cuya legislación busca proteger tanto a los jugadores como a los operadores y, a su vez, crear una nueva fuente de ingresos para el estado.

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