Limpieza excesiva y otras medidas frente al Covid-19 poco efectivas

Mucho se ha comentado sobre las medidas más efectivas para evadir los contagios de covid-19, como el lavado de manos o la utilización de mascarillas, empero a medida que más se avanza en el análisis científico de la patología se ha evidenciado que hay prácticas bastante extendidas que no fueron enteramente útiles.

Una vez iniciada la enfermedad pandémica del virus culpable del coronavirus, enormes campañas de aseo y sanitización se pusieron en marcha en organizaciones, nosocomios, aeropuertos y en la más grande parte de viviendas y sitios de residencia en el planeta.

Estudios preliminares hablaron de la probabilidad de que el covid-19 era capaz de sobrevivir en áreas, como el plástico o el acero inoxidable, y se aseguró que quien tocara los materiales contaminados poseía un peligro mayor de contagiarse.

No obstante, después de meses de estudio esta probabilidad fue casi descartada: un nuevo reporte de los Centros para el Control y Prevención de Patologías (CDC) de EU, publicado el pasado 5 de abril, garantiza que el peligro de contraer coronavirus por medio de una área contaminada es limitado.

Según dicha entidad, es cierto que el covid-19 puede "aterrizar en áreas" y "es viable que los individuos se infecten si tocan aquellas zonas y después su nariz, boca u ojos", sin embargo en la mayor parte de estas situaciones "el peligro es bajo".

Tal cual, el aseo desmesurada no es una medida considerada positiva por las autoridades sanitarias, como sí lo es conservar la limpieza regular, lavarse las manos con asiduidad o utilizar un antiséptico.

En la situación de vivir con un paciente que dió positivo para coronavirus, lo aconsejable simplemente es, según los CDC, limpiar diariamente zonas de contacto constante, como cerraduras de puertas, conectores eléctricos y encendedores de luces.

Otro de los protocolos con escasa efectividad y más extendido han los tapetes impregnados de alcohol y otros desinfectantes en entradas para neutralizar el virus en las suelas de los zapatos.

El aseo del cuerpo y de recursos próximos, como la ropa y dispositivos tecnológicos, con lejía o productos derivados del cloro tuvo un "boom" a partir de el principio de la enfermedad pandémica y todavía hoy se prolonga como medida de prevención.

No obstante, esta práctica podría ser peligrosa: autoridades de todo el mundo, como la Organización Mundial de la Salud, comentan que "nunca" se debería pulverizar esta clase de desinfectantes "sobre el cuerpo humano ni introducirlos en el organismo", como dirigentes políticos, entre ellos Donald Trump, llegaron a aconsejar.

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