Botox; solución a la migraña

Cuanto antes se administre el tratamiento, mejor estarán los pacientes

La toxina botulínica, también conocida por el nombre comercial ‘Botox®’, ya se ha generalizado como uno de los tratamientos con mayor evidencia para la migraña crónica. Es lo que se ha desprendido de un estudio presentado por la Sociedad Española de Neurología (SEN) y en el que han participado 13 centros españoles.

Los autores de la investigación recuerdan que las posibilidades de que la toxina botulínica obtenga un buen resultado aumentan cuanto menos tiempo pasa entre el momento en que se cronifica la migraña y el inicio del tratamiento.

¿Qué es la migraña?

La migraña es un dolor de cabeza muy fuerte e invalidante que suele aparecer asociado a náuseas, vómitos, fotofobia (intolerancia a la luz) y sonofobia (aversión al sonido). También suele provocar pérdida de apetito.


No se sabe con certeza cuáles son los mecanismos que desencadenan este proceso de dolor, aunque sí se relaciona con la vasodilatación de los vasos meníngeos y la secreción de moléculas inflamatorias llamadas algógenas. Estas moléculas estimulan las fibras sensitivas del nervio trigémino, responsables de los influjos dolorosos y que inervan la pared de los vasos meníngeos, reforzando así la vasodilatación.

De ahí la eficacia de ciertos tratamientos ante una crisis, que disminuyen la secreción de moléculas inflamatorias.

La eficacia de la toxina botulínica tipo A para combatir la migraña fue descubierto por casualidad cuando se usaba para otros procedimientos.