Conoce la diferencia entre hidratar y humectar la piel

Pensar que la hidratación y la humectación de la piel es lo mismo es un grave error

Pensar que la hidratación y la humectación de la piel es lo mismo es un grave error; suelen confundirse porque combaten los daños ambientales y los hábitos que secan el cutis, cada uno actúa y ofrece resultados diferentes.

Lo que distingue a ambos procesos, principalmente, es que actúan en distintas capas de la piel y ofrecen resultados paralelos.

La hidratación es la capacidad que tiene la piel para absorber agua. Se desarrolla en las capas profundas de la tez y es necesaria para que las células cutáneas cumplan sus funciones vitales. De hecho, una piel bien hidratada previene el envejecimiento y se ve saludable, “rellenita” y elástica.

¿Cómo saber cuando necesitas hidratación? Si notas la cara seca, apagada y con líneas cada vez más marcadas, es señal de que debes hidratar.

¿Cómo hidratar la piel?

Existen sueros y cremas hidratantes a base de ácidos, niacinamida, aloe, ácido hialurónico y más ingredientes que te ayudarán a cubrir esta necesidad. Además, lo mejor para evitar la deshidratación desde adentro, es tomar suficiente agua en el día.


Por su parte, la humectación es el proceso de humectar, consiste en atrapar, sellar y mantener la humedad que construye la barrera cutánea. Su acción trabaja de forma más superficial que la hidratación, pero no por eso deja de ser sumamente importante: previene la pérdida de agua, aumenta la protección y se refleja en una piel más tersa y suave.

¿Cómo saber cuando necesitas humectación? Si sientes la piel tirante, “acartonada”. agrietada o descamada, es muy probable que necesites humectar.

¿Cómo humectar la piel? 

 Alíate de cremas o lociones que en su descripción indiquen que bloquean o retienen la humedad. Estos productos generalmente contienen aceites y mantecas naturales en su formulación, como la de karité o la de cacao.

Aquí te dejamos 3 tips para aprovechar los beneficios de la humectación e hidratación al máximo:

  • Aplica los sueros, cremas o lociones sobre la piel limpia.
  • El orden de aplicación de tus productos siempre debe ir del más ligero y acuoso, al más denso.
  • Es necesario hidratar y/o humectar de día y de noche.