Desarrollan método para convertir desperdicios de comida en baterías

Virginia Tech logró convertir desechos orgánicos en ánodos de carbono

Científicos del  Instituto Politécnico y Universidad Estatal de Virginia (Virginia Tech) descubrieron un método para  convertir desperdicios de comida en baterías.  Feng Lin y  Haibo Huang, académicos a cargo del proyecto, dieron a conocer los detalles en un comunicado de prensa publicado por la  Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia (AAAS).

De acuerdo la  Organización de las Naciones Unidas (ONU), una persona  desperdicia alrededor de 74 kilogramos de comida al año. En 2019 esta cifra representó un desperdicio total de 931 millones de toneladas en todo el mundo. En ese sentido, los científicos de Virginia Tech investigaron cómo aprovechar el  desperdicio individual y la  suma de biomasa desperdiciada por la agricultura, con objeto de transformarla en  fuentes de energía almacenable. Esta medida también responde a las dificultades económicas y ambientales de la  producción de energía eléctrica por las baterías de litio y otros elementos alcalinos, indicaron.

A través de  bioprocesamiento de desperdicios de comida, Lin y Huang crearon un  material de carbono con fibras orgánicas. Entre la comida más habituales se encuentran  cáscaras y corazones de frutas, semillas, y leguminosas. Gracias a sus propiedades orgánicas, es posible modificar los desperdicios hasta alcanzar un material hecho principalmente de este elemento químico. La aplicación del carbono consiste en colocarlo como  ánodo de la batería, lo que permite el paso de las cargas de electrones, y  permite mayores cargas de energía.

La  Asociación de Almacenamiento Energético (ESA) de Estados Unidos informó, la pandemia por Covid-19 generó dificultades en temas de desarrollo y  almacenamiento de energía para baterías. La capacidad total energética para las baterías en el país será de 7.5  gigawatts (GW) en 2025, frente a la cifra de 1.2 GW registrada en 2020. No obstante, la cantidad podría haberse triplicado sin las afectaciones por la pandemia, aseguró  Kelly Speakes-Backman, secretaria de energías renovables del  Departamento de Energía (DOE). Según el  Banco Interamericano de Desarrollo (BID), las medidas de confinamiento provocaron una  alta demanda y consumo de energía eléctrica en diversos sectores. Asimismo, con el  teletrabajo y los esquemas laborales mixtos, el uso intensivo de la electricidad presento altas y bajas, cuya demanda se ha recuperado de manera intermitente durante la  nueva normalidad.

Al combinar el uso de  materia orgánica y baterías, el proyecto de  Virginia Tech representa una oportunidad para i mpulsar alternativas de almacenamiento de energía, y reducir el exceso de  desperdicios de comida. "Podemos solucionar dos problemas urgentes en dos diferentes industrias. Además, mucha energía se emplea en la cadena de suministro de comida", comentó  Huang. Los científicos concluyeron, si bien esta tecnología muestra un panorama favorable para  depender menos del litio, su  aplicación industrial requiere más pruebas y controles de calidad.