El mito del colchón “ortopédico” ¿Entre más firme mejor?

Te aclaramos esa duda...

El mito

Es común desde hace años, que la gente que demanda un buen colchón, que le asegure el mejor descanso, considere a aquellos que son más duros y/o firmes, y llegue a las tiendas preguntando por los famosos colchones “ortopédicos". Sin embargo, la cualidad de “ortopédico”, no existe para los colchones para dormir, ya que para que un producto sea ortopédico, debe haber sido fabricado para corregir alguna deformación o discapacidad del cuerpo humano.

Algunos fabricantes y comercializadores de colchones utilizan la palabra “ortopédico” como argumento de venta, pero es impreciso e incluso incorrecto, pues ni siquiera se puede afirmar que un colchón sirva para evitar las deformaciones del cuerpo humano –tendría que estar hecho a la medida y que únicamente lo usará la persona para la cual se fabricó y en una sola postura, tal y como ocurre con las plantillas ortopédicas que mucha gente utiliza para corregir la pisada.

¿Entre más firme mejor?

Los colchones firmes sin mucho acojinamiento pueden provocar contracturas ocasionales o permanentes y mala circulación, principalmente de las extremidades que quedan atrapadas entre el colchón y el peso del cuerpo, dependiendo de la masa corporal del usuario; además, tomando en cuenta que el cuerpo humano presenta curvas y que la cadera y la espalda alta –los hombros– son las zonas donde se concentra el mayor peso al estar recostado.

Es evidente que un colchón demasiado firme no proporcionará el soporte adecuado para cada parte del cuerpo, lo que con seguridad se traducirá en un mal descanso y molestias físicas. Por otro lado, se corre el mismo riesgo con un colchón demasiado suave, sin soporte. 

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