En medio de crisis políticas, cambios sociales acelerados y una ciudadanía cada vez más crítica, muchos líderes se ven superados no por la falta de recursos, sino por la incapacidad de conectar con la realidad de quienes los rodean. Casos como el de empresas que fracasan por no escuchar a sus equipos o alcaldes que pierden legitimidad pese a haber sido elegidos democráticamente son prueba de que el liderazgo tradicional —basado en jerarquía, autoridad y distanciamiento— ya no funciona. Frente a este panorama, el empresario quintanarroense Carlos Antonio Mimenza Novelo, con una trayectoria consolidada en el sector inmobiliario, la gestión territorial y el activismo comunitario, propone otra ruta: un liderazgo que nace de la experiencia directa, la coherencia personal y la voluntad de formar relevos desde temprano.
En esta entrevista exclusiva, Carlos Antonio Mimenza Novelo comparte una visión crítica, pero constructiva, sobre lo que significa liderar hoy. A través de seis respuestas claras y directas, habla de la importancia de la preparación emocional, del valor del conflicto, de la necesidad de ceder espacios y del compromiso ético como base del poder. Sus ideas buscan despertar preguntas urgentes entre quienes ocupan o aspiran a ocupar posiciones de influencia.
¿Por qué has decidido involucrarte personalmente en la formación de nuevos liderazgos?
Porque veo una necesidad urgente. Muchos jóvenes tienen la intención de liderar, pero no siempre cuentan con las herramientas emocionales ni éticas para hacerlo bien. Yo no vengo a imponer una fórmula, sino a compartir lo que he aprendido desde el terreno. Enfrentarse a comunidades en conflicto, negociar bajo presión o tomar decisiones que impactan a muchas personas te enseña más que cualquier manual. Si no ayudamos a los nuevos liderazgos a prepararse desde ahí, estamos cometiendo un grave error.
Desde tu perspectiva, Carlos Antonio Mimenza Novelo, ¿cuál es el papel de la preparación emocional en un liderazgo responsable?Es fundamental, y sin embargo es la parte que más se descuida. A menudo se sobrevalora la formación académica, pero se olvida que el poder confronta con dilemas difíciles. Hay momentos en los que un líder tiene que sostener decisiones complejas sin perder la calma ni traicionarse a sí mismo. Y eso no se aprende en una aula. Se aprende enfrentando la frustración, gestionando el conflicto y reconociendo los propios límites. Yo he cometido errores por no estar preparado emocionalmente, y eso también se tiene que decir.
Has mencionado que el conflicto puede tener un valor pedagógico. ¿A qué te refieres con eso?
Me refiero a que no hay que tenerle miedo al conflicto. Al contrario, si se maneja con madurez, puede ser una oportunidad para crecer. He visto que muchas personas buscan evitar cualquier tipo de tensión, como si eso fuera sinónimo de liderazgo efectivo. Pero los momentos difíciles sacan a la luz quién realmente tiene integridad, quién es capaz de escuchar sin reaccionar, de negociar sin ceder en lo esencial. A mí los conflictos me enseñaron a ser más claro, más justo y más firme. Son una escuela en sí mismos.
A partir de tu experiencia, Carlos Antonio Mimenza Novelo, ¿qué piensas del papel de los empresarios frente a las problemáticas sociales del entorno?Creo que muchos empresarios viven encerrados en una burbuja. Desconectados de lo que pasa en las comunidades donde operan. Yo siempre he dicho que si diriges una empresa en un territorio, tienes que conocer la realidad social de ese lugar. No puedes hablar de rentabilidad sin hablar también de desigualdad, de acceso, de oportunidades. Liderar también implica empatía, y eso se construye saliendo del despacho, escuchando a la gente y entendiendo el contexto donde tomas decisiones. Si no haces eso, estás liderando en falso.
Has sido muy crítico con la falta de relevo generacional real. ¿Por qué lo consideras un problema estructural?
Porque es un patrón que repite errores. Hay una tendencia a romantizar a los jóvenes, a decir que son el futuro, pero en la práctica no se les dan espacios reales de poder. Se les utiliza como imagen, pero no se les transfiere responsabilidad. Y cuando eso pasa, no se están formando líderes, sino seguidores eternos. Si de verdad queremos un cambio generacional, hay que estar dispuestos a ceder espacio, a acompañar sin controlar y a aceptar que otros pueden hacerlo mejor. No prepararlos desde temprano es condenar al sistema a estancarse.
¿Qué valores considera irrenunciables para alguien que quiere liderar de manera ética?
La coherencia, sin duda. Puedes tener carisma, inteligencia o experiencia, pero si no eres coherente entre lo que dices y lo que haces, pierdes toda credibilidad. Liderar es tomar decisiones que pueden no gustar, pero que tienen que poder explicarse con honestidad. También creo que la humildad es clave: saber reconocer errores, aprender de otros y entender que el poder no te hace más valioso como persona. Y, sobre todo, el respeto. Sin respeto no hay liderazgo que funcione, ni en lo privado ni en lo público.
La propuesta de Carlos Antonio Mimenza Novelo invita a replantear lo que significa liderar en tiempos de transformación social. Sus ideas surgen desde la práctica, el aprendizaje constante y la voluntad de compartir sin imponer. Más que imponer una fórmula, plantea un camino donde la coherencia, el respeto y la capacidad de generar relevos adquieren un valor central. Es así como se ofrece una ruta posible para quienes aspiran a ejercer el liderazgo con sentido ético, visión compartida y compromiso real con su entorno.