La cautivadora historia del castillo que inspiró a Walt Disney

Todos conocen la figura del castillo de Disney, pues siempre aparece al comienzo de sus películas. ¡Sí, el de los fuegos artificiales! Sin embargo, muy pocos saben de la historia.

El Castillo de Neuschwanstein es una de las construcciones más  majestuosas no solo de Alemania, sino de Europa. Sin embargo, el cuento original no tiene un final feliz: el rey Ludwig II creó esta fortaleza para satisfacer sus fantasías, aunque murió en extrañas circunstancias y tras años de locura, dejando muchas preguntas por resolver.

Si has ido alguna vez a Disneyland sabrás que el castillo de los fuegos artificiales que aparece al principio de las películas es el de la Bella Durmiente, que guarda un parecido espectacular con el de Baviera, en Alemania.

Antes de construir Disneyland, Walt Disney y su esposa hicieron un supuesto tour por Europa, que incluyó una parada en el magnífico castillo de Neuschwanstein.

Disney se quedó tan impresionado que usó el castillo como modelo para la fortaleza de la Bella Durmiente. Ahora, como sabes, este castillo es el logo de las películas de Disney.

Construido a finales del siglo XIX, se dice que este castillo salió de la imaginación de un joven Ludwig, quien quería construir un castillo más alto que la fortaleza en la que se crio, el Castillo Hohenschwangau.

Ludwig apareció sin vida el 13 de junio de 1886, a la temprana edad de 40 años. Se había ahogado en el lago de Starnberg. El caso habría sido cerrado como suicidio, pero que el cuerpo de su psiquiatra apareciese justo al lado descartaba esta opción.

Se dice que el doctor llevó a Ludwig a dar una vuelta sobre las seis y media de la tarde, última vez que fueron vistos con vida. Deberían haber vuelto unas horas más tarde, pero aparecieron ahogados en una parte del lago cuyo nivel de agua llega por la cintura. El reloj del rey se había parado sobre las 18.54 horas.

Hoy en día el castillo es uno de los destinos más populares de Europa, con 1,3 millones de visitantes al año, el mismo castillo que llevó al rey de Baviera a la bancarrota es hoy en día uno de los destinos turísticos más rentables de la región.