El lugar fue construido a principios del siglo XVIII y fue catalogado como monumento histórico en 1930. En 1997 Chanel adquirió este emblemático sitio, convirtiéndolo en el escenario de su joyería y relojería, haciendo los sueños realidad y dándole vida a cada una de las piezas diseñadas por Arnaud Chastaingt, director del estudio creativo de Chanel Relojería, y Patrice Leguéreau, directora del estudio creativo de Alta Joyería de Chanel.
En este mágico lugar los artesanos de la casa transforman los materiales más preciosos y raros, creando colecciones llenas de lujo y elegancia; y finalmente, los visitantes podrán entrar al edificio y contemplar los sueños de Gabrielle Chanel.
Tras un año de trabajo, el arquitecto estadounidense Peter Marino reinventó las tres plantas de la boutique, creando una visión contemporánea de Mademoiselle Chanel.
El escenario está conformado por paredes de cristal que juegan con las perspectivas, ambientes en tonos dorados, beige y marrones, muros revestidos en laca negra con detalles en oro, texturas con tweed, espejos brillantes y esculturas y pinturas que reflejan los gustos y la esencia de su fundadora.