El pasado 10 de octubre se conmemoró el Día Mundial de la Salud Mental, una ocasión que nos recuerda de la importancia en hablar del bienestar emocional. En Tabasco, esta conversación es especialmente relevante: nuestro estado tiene el primer lugar en jóvenes que han experimentado episodios depresivos.
A pesar de que cada vez se habla más de la salud mental, aún persisten muchos mitos que dificultan el pedir ayuda o reconocer cuando algo no está bien. Frases como "son una generación de cristal", "son débiles", "esperen a que les llegue la vida adulta y ahí si sabrán lo que son problemas", "póngalos a trabajar para que se les quite la depresión" y más, sólo son el reflejo de creencias que minimizan el malestar y sólo demoran la atención profesional adecuada.
Cuando hablamos de salud mental, no se refiere a la ausencia de enfermedad o de problemas, sino la capacidad de una persona en sentir, pensar y relacionarse de una manera equilibrada. Cuidarla implica reconocer que, al igual que el cuerpo, la mente también necesita descanso, acompañamiento y espacios seguros donde se pueda expresar.
Con frecuencia, me encuentro a adolescentes en consulta que suelen compartir que "llevaban mucho tiempo queriendo ir al psicólogo, pero sus papás les decían que ¿para qué? Si no están locos ni tienen verdaderos problemas". Cuando la realidad es que, cuando un joven expresa su deseo de ayuda profesional, es un grito de ayuda que permite prevenir situaciones de riesgo. La psicoterapia es una herramienta de prevención, de autoconocimiento y bienestar.
También es frecuente creer que los niños y adolescentes "no entienden", "no sufren" ni tampoco "tienen verdaderos problemas", cuando es una realidad que ellos también pueden experimentar tristeza, ansiedad o estrés ante cambios que puede haber en su familia, en las escuelas e incluso sociales. Cabe señalar, que la Fiscalía General del Estado de Tabasco registró un total de 4,132 delitos contra la familia tan solo en julio del 2025, lugar en el que muchos niños y adolescentes llegan a ser vulnerados, influyendo en su bienestar emocional.
Hablar de salud mental es hablar de humanidad, es hablar de esperanza. Derribar los mitos nos permite abrir conversaciones más honestas, acompañar a quienes queremos y a construir no sólo familias sino una sociedad más empática.
Reconocer que existen estos mitos es el primer paso para derribarlos. Informarnos, promover el diálogo sin juzgar y normalizar el cuidado psicológico son acciones que nos permitirá que nuestro estado salga de los primeros lugares de depresión juvenil.
Si notas que tú, tu hijo/a o alguien cercano está atravesando un momento difícil, no minimices lo que siente. Buscar el acompañamiento profesional puede marcar la diferencia en la calidad de vida.
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