A la llegada de los nietos, la mayoría de las abuelas están dispuestas a cambiar horarios y costumbres para adecuarse a lo que necesite el nuevo miembro de la familia. Y, sobre todo, para ayudar al papá y la mamá que, en muchos casos, trabajan fuera de casa.
No hay una fórmula única de crianza de un bebé y educación de los hijos. Hay tantas fórmulas como personas. Hay que respetar la libertad de los padres por encima de todo. Algunas abuelas pueden encontrarse entonces con que chocan con la hija (o la nuera) por las diferentes maneras en que desean educar a los niños.
Las abuelas tienden a ser muy consentidoras y en ocasiones las mamás perciben que sus hijos se empiezan a volver malcriados, desobedientes y que no las respetan. A largo plazo estos comportamientos en el niño pueden desencadenar problemas mayores en el entono escolar y social. ¿Entonces, qué hacer con las abuelas que se creen mamás? Si se presenta el caso y vemos que la abuela es intrusiva, se excede en las decisiones que toma e invade lo que debería ser una cuestión de papá y mamá, hay que actuar con delicadeza pero con fortaleza, o sea, hablando con ella con claridad y sin herir:
1) Es importante agradecerle su gran ayuda: la abuela entrega sus fuerzas, su cariño y su tiempo a los niños.
2) Hay que comprobar que lo que hace la abuela es perjudicial: hay que presentarle los hechos y preguntarle con qué intención lo hace, pero no gritarle ni "castigarla" verbalmente.
3) Hay que intentar que el papel de la abuela quede establecido antes de que las circunstancias nos devoren: planifica con tiempo su colaboración y así correrás menos riesgos de encontrar que la abuela ha invadido un territorio que no le correspondía.
Hay que buscar modos de hacer crecer en la familia a una abuela con tres características primordiales: