La primera imputación se da a raíz de una denuncia presentada por una ex colaboradora suya, quien asegura que fue grabada contra su voluntad dentro de un caso que le opone al marchante de arte suizo Yves Bouvier, al que el ruso acusa de estafarle en la venta de obras de arte.
La demandante, de nacionalidad búlgara y próxima a la familia Rybolovlev, fue la artífice de los primeros encuentros entre Bouvier y el multimillonario ruso. Presentó denuncia por haber sido grabada sin autorización en una operación para chantajear a Bouvier.
El presidente del Mónaco defendió su inocencia en el caso.