- Si la trayectoria de Lupita D´Alessio está escrita a través de sus canciones, y la figura de la mujer mexicana ha sido su musa para interpretar temas de fortaleza, rebeldía y libertad femenina, entonces el concierto del Día de las Madres en el Zócalo capitalino fue la consagración de una carrera artística que supera el medio siglo. La "Leona Dormida" fue ovacionada por miles de asistentes, reafirmando su estatus como leyenda de la música.
La masiva presentación formó parte de su "Gracias Tour", con el cual se despide de los escenarios, y fue particularmente emotiva al coincidir con la celebración de las madres mexicanas, sin importar su estado civil.
De acuerdo con la Secretaría de Seguridad de la Ciudad de México, más de 100 mil personas asistieron al evento, entre ellas sus fieles seguidoras conocidas como "leonas".
A pesar de haber enfrentado recientemente problemas de salud, Guadalupe Contreras Ramos, de 71 años, se presentó con energía y entusiasmo para compartir su música con un público que la ovacionó y coreó cada tema.
Durante el espectáculo, la jefa de Gobierno, Clara Brugada, subió al escenario para entregarle un reconocimiento por su voz poderosa y legado artístico, destacando su papel como figura emblemática en la vida de millones de mexicanas en momentos de amor, desamor y esperanza.
Brugada afirmó que este es un tiempo para las mujeres, y que Lupita D´Alessio representa un pilar de la identidad capitalina.
A las 19:05, la cantante tomó el escenario y, con su potente voz, dio vida a temas que confrontan sin reservas el machismo, la falsedad y el engaño, expresando sin filtros lo que muchas mujeres viven y sienten. "¡Lupita, Lupita, Lupita!", coreaban sus admiradores, mientras ella agradecía conmovida su presencia. La puesta en escena incluyó visuales coloridos, luces y una banda en vivo.
Lupita se mostró cercana a su público, visiblemente emocionada, con lágrimas que no disimuló, y volvió a inspirar al público femenino con su interpretación apasionada.
Temas como Cómo se llama, Hazme olvidarlo, Aquí estoy yo, Que no me doy cuenta y Ni guerra ni paz –este último interpretado con su hijo Ernesto– prepararon el ambiente para un cierre apoteósico. Cuando cantó Costumbres, Inocente pobre amiga, Ese hombre y Qué ganas de no verte nunca más, la plaza entera vibró intensamente.