Cuanto más grave es la infección por covid-19, más lenta es la recuperación de las células inmunitarias, como las dendríticas, necesarias para la activación del sistema inmunitario, según un estudio de la Universidad de Linköping (Suecia).
De acuerdo con sus hallazgos, publicados en la revista científica 'Frontiers in Immunology', seis meses después de sufrir covid-19 grave, todavía puede observarse un impacto negativo en varios tipos de células inmunitarias.
- Nuestro sistema inmunitario consta de dos partes: el sistema inmunitario innato y el sistema inmunitario adaptativo. La reacción del sistema innato es rápida pero inespecífica. El sistema inmunitario adaptativo, específico, se activa más tarde, cuando hay una infección, y aprende a atacar a los virus y bacterias que el cuerpo ha encontrado. El sistema inmunitario específico también funciona como memoria, de modo que se puede vencer la infección mucho más rápido la próxima vez que nos encontremos con el mismo patógeno.
Los investigadores han estudiado más a fondo el sistema inmunitario innato, necesario para que el organismo organice una defensa inmunitaria específica.
La primera vez que el organismo se encuentra con un nuevo virus, como el SARS-CoV-2 al principio de la pandemia, el sistema inmunitario debe detectarlo. Para ello es necesario un grupo de células denominadas células dendríticas.
- A continuación, activan las células T, que pueden eliminar las células infectadas por el SARS-CoV-2, y que a su vez activan las células B, que pueden producir anticuerpos que neutralizan el virus. Las células dendríticas son, por tanto, un vínculo crítico entre los sistemas inmunitarios innato y adaptativo. En un estudio anterior del mismo grupo de pacientes, el grupo de investigación descubrió efectos negativos en las células T.
- Los investigadores examinaron muestras de sangre de 21 pacientes con covid-19 ingresados en el Hospital Vrinnevi de Norrköping y de un grupo de control formado por 16 individuos sanos. Las muestras de sangre se tomaron en cuatro ocasiones distintas, la primera cuando los pacientes ingresaron y la última entre 6 y 8 meses después. Mediante citometría de flujo espectral, los investigadores identificaron distintos tipos de células inmunitarias y su función probable.
Los investigadores también examinaron otro tipo importante de células, los monocitos, que se encuentran con más frecuencia en el tejido. Al detectar algo extraño y potencialmente peligroso, estas células emiten señales que atraen a otras células inmunitarias, lo que desencadena un proceso inflamatorio.
Se descubrió que, al cabo de seis meses, la distribución de los distintos tipos de monocitos entre los pacientes seguía siendo diferente de la del grupo de control sano. Los investigadores creen que el cambio en los monocitos refleja que el organismo, principalmente los pulmones, sigue curándose de una infección grave.