- El 15 de septiembre de 2025 se escribió un capítulo inédito en la historia de México.
Durante el primer Grito de Independencia encabezado por Claudia Sheinbaum Pardo, la primera mujer presidenta en la historia del país, la escolta que la acompañó en este evento patriótico estuvo conformada exclusivamente por mujeres militares del Heroico Colegio Militar.
Esta decisión simbólica refleja un firme compromiso con la igualdad de género y el reconocimiento del papel de la mujer en las Fuerzas Armadas mexicanas.
La escolta estuvo integrada por seis mujeres que cumplieron el importante papel de entregar y recibir la bandera nacional ante millas de ciudadanos congregados en la Plaza de la Constitución.
La abanderada fue la teniente de Policía Militar Jennifer Samantha Torres Jiménez, originaria del Estado de México, quien tuvo el honor de entregar la bandera a la presidenta, la Comandanta Suprema de las Fuerzas Armadas del país.
- A su lado, como parte de la escolta, estuvieron los cabos y cadetes Samira Michel Delgadillo Chávez (Oaxaca), Itzel Sarahi Martínez Tozcano (Jalisco), Karla Paola Guevara Pérez (Ciudad de México), Andrea Carvajal Audelo (Oaxaca) y Yetzelany Gallegos Ortiz (Oaxaca), todas con formación en distintas especialidades militares.
Esta inédita escolta femenina rompe con décadas de tradición en donde estas acciones eran lideradas exclusivamente por hombres, reafirmando la visión de Claudia Sheinbaum sobre la igualdad y el empoderamiento de la mujer en todos los campos, incluyendo aquellos históricamente masculinizados como la defensa nacional.
Además, este 2025 fue declarado Año de la Mujer Indígena, un reconocimiento que agrega aún mayor simbolismo al acto, marcando un avance en la inclusión y la diversidad cultural dentro de las ceremonias cívicas nacionales.
Durante la ceremonia, la presidenta también retomó la tradición de realizar una Guardia de Honor en la Galería de los Presidentes en el Palacio Nacional, destacando el retrato de Leona Vicario, figura emblemática de la lucha por la independencia y símbolo de la fortaleza femenina en la historia mexicana.
En suma, el evento no solo marcó el inicio de un nuevo proceso político con una mujer al mando del Ejecutivo Federal, sino que también reflejó transformaciones sociales profundas, evidenciando una México más inclusivo y equitativo en el que las mujeres continúan ganando espacio y reconocimiento en todos los ámbitos, incluidos los militares.