Hallan bosque antiguo de manglares entre México y Guatemala

Los investigadores constatan que el ecosistema migró desde costas del Golfo de México hasta el Río San Pedro hace más de 100 mil años y permaneció allí aislado

Los investigadores constatan que el ecosistema migró desde costas del Golfo de México hasta el Río San Pedro hace más de 100 mil años y permaneció allí aislado Científicos han descubierto en la Península de Yucatán el antiguo bosque de manglares oculto que ha revelado los antiguos niveles del mar del último periodo interglacial.

El equipo de la Universidad de California San Diego e investigadores mexicanos examinan este antiguo ecosistema costero encontrado a más de 200 kilómetros del océano más cercano.

Este “mundo perdido” se encuentra alejado de la costa, a lo largo de las orillas del Río San Pedro Mártir, que va desde la selva de El Petén, en Guatemala, hasta la región de Balancán, en Tabasco.


Cabe resaltar que el mangle y otras especies presentes en este ecosistema único sólo se conocen por crecer en agua salada o algo salada, el equipo de científicos se propuso descubrir cómo se establecieron los manglares costeros tan adentro, en agua dulce y completamente aislados del océano.

El estudio realizado da a conocer detalles del entorno global durante el último periodo interglacial, cuando la Tierra se calentó mucho y los casquetes polares se derritieron por completo, haciendo que el nivel global del mar fuera mucho más alto que el actual.

Según evidencias, el estudio demuestra que el raro y único ecosistema de manglares del Río San Pedro es una reliquia -es decir, organismos que han sobrevivido de un período anterior- de un mundo más cálido en el pasado, cuando el nivel relativo del mar era de seis a nueve metros más alto que en la actualidad, lo suficientemente alto como para inundar las tierras bajas de Tabasco en México y llegar a lo que hoy son los bosques tropicales en las orillas del Río San Pedro.

Por medio de esta investigación es posible proporcionar una importante visión del pasado y revelar los cambios sufridos por el trópico mexicano durante glaciaciones ocurridas, estos hallazgos abren oportunidades para comprender futuros escenarios de aumento relativo del nivel del mar a medida que avanza el cambio climático en un mundo dominado por el hombre.

Carlos Burelo, botánico de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, llamó la atención del resto del equipo hacia la existencia de este ecosistema relicto en 2016. “De niño solía pescar aquí y jugar en estos manglares, pero nunca supimos con precisión cómo llegaron ahí –recuerda–. Esa fue la pregunta impulsora que unió al equipo”.

El trabajo de campo de Burelo y los estudios de biodiversidad en la región establecieron la sólida base del estudio. El descubrimiento del antiguo ecosistema está documentado en “Memorias del futuro: el descubrimiento moderno de un ecosistema relicto”, un premiado cortometraje producido por el exalumno de Scripps Ben Fiscella Meissner.

Aunque los manglares son las especies más notables del bosque, encontraron casi otras 100 especies más pequeñas que también tienen un linaje procedente del océano.

“Este descubrimiento es extraordinario, aseguran. No sólo los mangles rojos están aquí con sus orígenes impresos en su ADN, sino que todo el ecosistema de la laguna costera del último interglacial ha encontrado refugio aquí”.

 El trabajo de campo fue dirigido por los ecologistas del equipo: Octavio Oropeza, Paula Ezcurra, Exequiel Ezcurra de UC Riverside, y Sula Vanderplank de Pronatura Noroeste. Visitando los lugares de estudio varias veces a partir de 2016, recogieron rocas, sedimentos y fósiles para analizarlos en el laboratorio, lo que les ayudó a localizar evidencias del pasado que son consistentes con un entorno marino.


Los autores señalan que la región que rodea los lugares de estudio fue sistemáticamente deforestada en la década de 1970 por un plan de desarrollo equivocado; las orillas del Río San Pedro sólo se salvaron porque las excavadoras no pudieron llegar a ellas. La zona sigue amenazada por las actividades humanas, por lo que los investigadores subrayaron la necesidad de proteger esta zona de importancia biológica en el futuro.

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