- Durante una conferencia de prensa, la alcaldesa informó que su administración trabaja en coordinación con la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial (PAOT), la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema) y la Brigada de Vigilancia Animal para garantizar el cumplimiento de esta disposición. El objetivo es que, desde el primer mes del próximo año, ningún animal vivo sea comercializado en el recinto, conocido por décadas como un punto de venta de especies domésticas y exóticas.
Cuevas detalló que el Mercado de Sonora será remodelado para convertirse en un espacio cultural, turístico y gastronómico, eliminando por completo la venta de animales. "Vamos a dignificar este lugar, vamos a acabar con el maltrato animal y vamos a ofrecer a los visitantes una experiencia distinta, sin crueldad", declaró.
La alcaldesa también señaló que se han iniciado inspecciones y operativos para detectar criaderos ilegales y condiciones insalubres en los locales que aún venden animales. Las autoridades han documentado casos de hacinamiento, falta de atención veterinaria y comercio de especies protegidas.
La venta de animales en mercados públicos ha sido objeto de críticas por parte de organizaciones defensoras de los derechos animales, que han denunciado prácticas de crueldad y tráfico ilegal.
La Ley de Protección a los Animales de la Ciudad de México prohíbe el maltrato y establece sanciones por comercio indebido, pero su aplicación ha sido limitada.
Con esta medida, la alcaldía Cuauhtémoc busca sentar un precedente en la regulación del comercio animal, alineándose con políticas de bienestar animal y conservación. La PAOT ha respaldado la iniciativa, señalando que el cierre de estos puntos de venta es un paso necesario para erradicar el tráfico de especies y promover la tenencia responsable.
Diversas organizaciones como Animal Heroes y AnimaNaturalis han celebrado el anuncio, aunque advierten que será necesario vigilar el cumplimiento efectivo y evitar que la venta se desplace a otros puntos informales. Por su parte, algunos locatarios han manifestado preocupación por el impacto económico, solicitando alternativas laborales y apoyo para reconvertir sus negocios.