Ciudad de México.-
AMÉRICA LATINA ES INDISPENSABLE PARA MÉXICO- En su evaluación posterior a la IX Cumbre de la CELAC, la presidenta Sheinbaum enfatizó la dualidad de la política exterior mexicana: mientras reconoció la importancia de los vínculos con América del Norte, calificó como "prioritario" el fortalecimiento de los lazos con América Latina y el Caribe.
Ante el actual escenario internacional - marcado por los recientes cambios en la política arancelaria estadounidense - la mandataria planteó la urgencia de avanzar hacia una mayor integración económica regional.
Aunque reconoció que México cuenta con una amplia red de tratados comerciales (incluyendo el clave T-MEC con Estados Unidos), cuestionó críticamente: "¿No es momento de ampliar y diversificar nuestros mercados estratégicos?"
La mandataria señaló a Brasil como un aliado estratégico en el sector farmacéutico, destacando su robusta capacidad industrial —incluyendo producción estatal de medicamentos— y sugirió una colaboración directa entre la COFEPRIS mexicana y las empresas brasileñas del ramo.
Respecto a su iniciativa de integración regional, Sheinbaum confirmó que la propuesta de una Cumbre de Bienestar ha obtenido amplio respaldo entre los líderes latinoamericanos, coincidiendo con visiones preexistentes.
Para su materialización, adelantó que se coordinará con el presidente colombiano Gustavo Petro en su nuevo rol como coordinador de la CELAC, enfocándose en potenciar la complementariedad económica regional.
Durante su encuentro bilateral con el presidente guatemalteco Bernardo Arévalo, la mandataria mexicana avanzó en proyectos concretos de integración regional. En materia de infraestructura, se acordó extender la ruta del Tren Interoceánico hacia Guatemala a través de Ciudad Hidalgo, con el compromiso del gobierno vecino de ejecutar las obras necesarias en su territorio.
Para el Tren Maya, ante la decisión guatemalteca de no permitir su paso por el Petén, se estableció como alternativa viable una conexión mediante Belice.
En el ámbito migratorio, ambos líderes diseñaron una estrategia focalizada en la creación de empleos fronterizos mediante el desarrollo agroindustrial, aprovechando el potencial de cultivos como frutas y café para generar oportunidades económicas que desincentiven la migración.