Daniel Reardon, un astrofísico de la Univerisdad Swinburne de Melbourne, tenía la idea de fabricar un dispositivo que emitiría una señal cuando un portador del virus acercaba demasiado la mano a la boca, de acuerdo a sus declaraciones en la televisión pública ABC.
"Tras varios intentos infructuosos, comencé, como un idiota, a ponerme en la cara imanes, elementos clave del invento. Empecé con el lóbulo de la oreja y seguí con las narinas. Los imanes de cada narina se atrajeron y crearon una pinza en mi tabique nasal", relató el astrofísico.
El investigador estuvo por horas intentando retirar los imanes hasta que su pareja sentimental, una radióloga, lo convenció de ir al hospital de Melbourne, Australia, donde trabaja.
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Reardon dijo que está bien y no sufrió ningún daño irreversible.
El astrofísico dijo que no se animaba a volver a probar con los imanes, pero que seguiría intentando inventar un collar anticontagio.