Durante su intervención ante los 193 países miembros de la ONU, el presidente Donald Trump lanzó duras críticas hacia la inmigración sin control y calificó el cambio climático como un "engaño", asegurando que estas problemáticas están llevando al mundo "al infierno".
En su discurso de más de una hora ante la Asamblea General de la ONU —en su 80° periodo de sesiones en Nueva York— Trump afirmó haber puesto fin a siete guerras en tan solo siete meses de gestión.
También aprovechó para criticar al propio organismo internacional, asegurando que no ha servido de nada y que solo le ofreció "una escalera mecánica rota y un teleprompter que no funciona".
Trump tomó la palabra después de los discursos de líderes como el secretario general António Guterres, la presidenta de la Asamblea Annalena Baerbock, y el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, quienes promovieron la cooperación global para enfrentar el cambio climático, la pobreza y los conflictos en Gaza y Ucrania.
A contracorriente de ese mensaje de unidad, Trump se centró en destacar sus propios logros, incluyendo el despliegue de fuerzas en Washington y sus políticas antiinmigrantes. Incluso volvió a insinuar que merece el Premio Nobel de la Paz.
En referencia a América Latina, defendió un ataque contra embarcaciones supuestamente relacionadas con el narcotráfico cerca de Venezuela, lo cual fue criticado por Lula por violar el derecho internacional. Trump advirtió que cualquier terrorista que intente ingresar drogas a EE. UU. "será eliminado".
También criticó el proceso judicial contra el expresidente brasileño Jair Bolsonaro y dijo que Brasil solo mejorará si coopera con Estados Unidos. Relató que tuvo un encuentro amistoso con Lula momentos antes del discurso y anunció una futura reunión entre ambos.
Cuestionó la utilidad de la ONU, afirmando que sus palabras no han servido para resolver conflictos. Reivindicó su decisión de unirse a Israel para bombardear instalaciones iraníes y responsabilizó a Hamas de impedir el alto el fuego en Gaza, sin mencionar acciones israelíes.
Además, criticó a los países que buscan reconocer un Estado palestino, considerando que eso solo agrava el conflicto.
Sobre la guerra en Ucrania, Trump afirmó que ha hecho esfuerzos para terminarla, aunque reconoció que la paz es más difícil de alcanzar de lo que pensaba.
Reprochó a los países europeos por seguir comprando gas ruso mientras exigen sanciones. Se reunió con el presidente ucraniano Volodímir Zelensky y poco después sorprendió al sugerir en redes que los países de la OTAN deberían derribar drones rusos que ingresen en su espacio aéreo.
Respecto al conflicto con Rusia, aseguró que Ucrania podría recuperar todo el territorio perdido desde 2014, aunque expertos consideran poco realista esa posibilidad.
También sostuvo una reunión con el presidente argentino Javier Milei, quien busca apoyo financiero de EE. UU. Trump dijo que ayudarán, pero que no cree necesario un rescate económico formal.
En un tono grandilocuente, concluyó que la única solución a los problemas del mundo es aceptar el liderazgo estadounidense:
Volvió a cargar contra la migración descontrolada, acusando a la ONU de fomentar la llegada de refugiados, y declaró que Europa está "invadida por extranjeros ilegales". También atacó las políticas climáticas, calificándolas de "estafa", y defendió el uso de energías tradicionales frente a la "costosa energía verde".
Trump recordó que EE. UU., bajo su mandato, se retiró del Acuerdo de París, de la OMS, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU y otras agencias, aunque no anunció una salida total del organismo, como algunos temían.