Entre los años 2000 y 2004, mientras Diego Armando Maradona atravesaba un proceso de rehabilitación en el resort La Pradera, en La Habana, descubrió un pasatiempo inesperado que lo ayudó a canalizar sus emociones y calmar su mente: el golf.
En un viaje a Panamá conoció a Germán Calle, un empresario colombiano vinculado al club de golf Summit Rainforest, donde Diego empezó a jugar durante un verano. Aquel acercamiento al golf se transformó en uno de los pilares más efectivos en su lucha contra las adicciones.
- Sin proponérselo, Maradona había encontrado una nueva pasión. No le preocupaba el resultado en cada hoyo; lo que realmente buscaba era tranquilidad, silencio y un espacio lejos de las presiones y los excesos.
Durante sus jornadas en los campos de golf, Germán Calle también coincidió con personalidades como Bill Clinton o Michael Jordan. Cuando Diego se enteró del encuentro con Jordan, no dudó en pedirle ayuda para conocerlo.
Esos días en Panamá forjaron una relación entrañable. Incluso, unos meses antes de la muerte de Maradona, ambos estaban planificando un torneo de golf con celebridades.