Durante más de dos décadas, Sarah Ezekiel vivió sin poder hablar a causa de una enfermedad neurodegenerativa que le arrebató la capacidad de comunicarse con su propia voz. Sus hijos, Aviva y Eric, crecieron sin conocer cómo sonaba el timbre real de su madre, hasta que la inteligencia artificial les devolvió ese vínculo perdido.
Hace 25 años, mientras esperaba a su segundo hijo, Sarah recibió el diagnóstico de una enfermedad degenerativa que, con el tiempo, le impediría hablar por completo. Desde entonces dependía de una computadora con un sistema de síntesis de voz robótica que, aunque funcional, resultaba fría y deshumanizada.
El giro llegó cuando la familia contactó a la empresa británica Smartbox Assistive Technology, especializada en herramientas de comunicación para personas con discapacidad.
El objetivo era ambicioso: reconstruir la voz original de Sarah. Para lograrlo, los expertos solicitaron grabaciones antiguas, aunque advirtieron que debían ser de buena calidad y con suficiente duración, algo difícil de encontrar en una época previa a la digitalización masiva.
Finalmente, solo hallaron un breve fragmento de ocho segundos en un video familiar de los años 90, deteriorado por el ruido de fondo de un programa de televisión. Aun así, el equipo de Smartbox logró aislar la voz y, con la ayuda de la inteligencia artificial generativa, reconstruirla con gran realismo.
El resultado fue sorprendente. La nueva voz no solo sonaba humana, sino que incluso recuperaba detalles como el leve ceceo característico de Sarah.
Relató Simon Poole, integrante de Smartbox, a la agencia AFP.
La reacción fue profundamente emotiva. Sarah compartió el resultado con una amiga que la conocía antes de perder la voz, y esta le aseguró que era como escucharla de nuevo en persona.
Para los especialistas, este avance tecnológico no solo mejora la comunicación, sino que preserva algo mucho más valioso: la identidad y la humanidad de cada individuo.
Explicó Poole.
Hoy, la experiencia de Sarah representa un ejemplo esperanzador para quienes enfrentan enfermedades degenerativas. Cada vez más especialistas recomiendan grabar la voz a tiempo para que, en caso de perderla, la tecnología pueda rescatarla y mantener viva esa parte esencial de la persona.