Luego de la anulación del histórico fallo de 1973 del caso Roe contra Wade, el aborto volvió a ocupar un lugar protagónico en la agenda pública de Estados Unidos.
El propio presidente Joe Biden anunció medidas para facilitar el acceso a medicamentos a mujeres que lo requieran, mientras los movimientos anti aborto se movilizaron en distintas ciudades del país pidiendo la suspensión de la comercialización de todos los medicamentos, que aún no han sido autorizados.
De esta forma, Kacsmaryk dio lugar a una acción judicial que presentó el movimiento anti aborto estadounidense en Amarillo, que confrontó a la Agencia de Medicamentos de Estados Unidos (FDA), reprochándole que haya autorizado la mifepristona, a la que se conocen las propiedades para interrumpir un embarazo hace más de 20 años.
Su postura tomó repercusión en dos ocasiones: cuando rechazó que la Corte Suprema decida legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo y que las personas transgénero usen los baños del sexo con el que se identifican.
Además defendió a pasteleros que, en nombre de su fe cristiana, se negaron a hacer una tarta de bodas para una pareja homosexual. También representó a un entrenador deportivo de un colegio público que fue despedido por rezar con alumnos.