Agenda Ciudadana

¿Zopiloteo?

Evidentemente molesta, la presidenta Sheinbaum echó mano de un recurso que al ex presidente López Obrador le resultó altamente útil, pero que ella no consigue manejar con similar habilidad y credibilidad: culpar a algunos medios de comunicación de las expresiones de enfado popular. En estos tiempos de medios digitales, de virtualidad, de conexiones emocionales y de esquemas de pensamiento polarizados es prácticamente imposible mantener una narrativa oficial triunfalista e impedir que circulen imágenes, informaciones y versiones de todo tipo y orientación sobre los hechos.

Los habitantes de Poza Rica reclamaron a la presidenta que no hubiera habido información oficial suficiente y oportuna sobre el temporal que terminó por arrasar vidas, hogares y esperanzas en zonas vulnerables. Justificadamente, los reclamos eran airados, intransigentes. Las alertas sobre lo que venía fueron tardías y mal administradas. Ocurrió lo mismo que sucedió en Acapulco, hace dos años, cuando Otis destruyó el pueblo y el centro turístico,

Muchos recibimos en nuestros dispositivos los videos en los que a la presidenta Sheinbaum le resultaba muy complicado poder comunicarse con quienes no tenían sino reproches y demandas, tras haber perdido a sus familiares, sus viviendas y sus pertenencias. Pedía silencio, quería que su voz fuera la única que se escuchara. Le alcanzaron un micrófono, pero tampoco consiguió hacerse escuchar, por lo que decidió retirarse. Se hicieron virales, también, videos en los que empleados del ayuntamiento impedían el paso de la ayuda humanitaria y se justificaban ante quienes les reclamaban: "tenemos instrucciones; yo aquí estoy trabajando".

"Zopiloteo" fue el calificativo que la presidenta utilizaría durante una de sus conferencias matutinas para referir los reportes mediáticos sobre su gira por el lugar y la forma en la que las autoridades y la población procesaban la catástrofe. Lamentablemente, la descalificación recordó aquella del hermano del expresidente, Pío, cuando en su calidad de subsecretario de Gobierno de Tabasco, un reportero lo cuestionó sobre la violencia que hace unos meses azolaba a la región. "Parecen buitres", les dijo, "buscando donde hay muertos". Esa respuesta no es propia de un funcionario público, sino de alguien que posee la verdad que, por evidente, no está a sujeta a dudas; de allí que cualquier cuestionamiento sea una falta de respeto.

Andrés Manuel no tenía empacho en minimizar las críticas. Sabía que gozaba de la aprobación de una muy buena parte de la población, en buena medida por esa forma relajada de abordar los problemas. Se reía. Se mofaba de quienes lo criticaban aunque, claro, lo hacía "con todo respeto". La presidenta tiene una personalidad diametralmente distinta. Por más que se apegue al guion, no le resulta fácil a ella repetir las evasiones y las mentiras que sin gran problema López Obrador empleó a lo largo de su gestión. Sus gestos duros, acompañados de palabras duras, contrastan con la cara sonriente de López Obrador y el discurso pasmado, sin rebuscamientos —no otros que los tabasqueñismos que abundaron en sus primeros años— arrojado al aire, sin preocupación: todos sabían que él es así y cada cual se hacía cargo de recibir y entender los dichos mañaneros. El tono de la presidenta es diferente. Es evidente que asume lo que dice. A diferencia de su antecesor, no puede evitar la tensión. Así, la acusación de "zopiloteo" es seria, contundente, cargada de significado.

Hasta el miércoles, el número de víctimas era de 66; otras 67 personas estaban desaparecidas. El número de viviendas afectadas, sumando la de todos los estados golpeados por las tormentas, es de cerca de cien mil. Veracruz es el estado con mayores daños. 29 de las 66 personas que perdieron la vida, radicaban en Veracruz; treinta mil de las cien mil casas impactadas están en ese estado y, de ellas, entre cinco y seis mil quedaron totalmente inservibles. Cálculos conservadores de las compañías aseguradoras indican que la pérdida económica alcanza los 550 millones de pesos.

En Puebla, se tenían registradas quince muertes y cuatro desapariciones hasta el día 15. Cerca de 3,500 viviendas habían sido seriamente afectadas, en tanto que 930 hectáreas dedicadas a actividades agropecuarias fueron declaradas perdidas. Diferentes fuentes han catalogado a este temporal como uno de los más graves que haya azotado a México en los últimos diez años. No hay manera, pues, de negar la magnitud de la tragedia; ocultar los hechos o pretender minimizar su relevancia no sólo resulta complicado, sino que irresponsable.

Calificar de "zopiloteo" al trabajo informativo no hace sino evidente que a la presidenta le molesta sobremanera la representación de la realidad alejada de la que ella tiene y que considera que es la que debe recibir difusión, además de que quiere evitar a toda costa que salgan a la luz temas que inevitablemente ponen en mal a los gobiernos auto calificados de transformadores. La desaparición del FONDEN, por ejemplo. Al momento de su extinción, en 2021, el Fondo de Desastres Naturales, tenía algo más de 30 mil millones de pesos que fueron transferidos a la Tesorería de la Federación y su fin nunca quedó claro. Ahora, es necesario desviar partidas presupuestarias asignadas para otras obras y acciones; de lo contario, no habría manera de atender a las comunidades afectadas por estos desastres.

También se busca evitar hablar de la decisión, obcecada, de concentrar toda la ayuda en manos del gobierno, para así capitalizarla políticamente. En Puebla circularon viralmente videos que mostraban a miembros de la Guardia Nacional entregar despensas a los damnificados en bolsas color guinda, de Morena.

El incumplimiento por parte de nuestro país de los acuerdos internacionales para  frenar el cambio climático, denunciado recientemente por Robert Lacy, de la Universidad de Arizona, en el programa de Carmen Aristegui es otro asunto que es preferible mantener callado. Por si no fuera suficiente, se tratan de obviar casos de corrupción, como el de Fernando "El Pulpo" Remes, famoso ex beisbolista y hoy presidente municipal de Poza Rica por Morena, quien reconoció que no se ejerció el presupuesto de catorce millones que se le había asignado a su administración en 2023 para la construcción del muro de contención del río Cazones. "No lo terminaron", dijo. "El dinero se lo fregaron. Que me metan a la cárcel".

En la medida en que el contexto político se vuelva complejo y las condiciones en medio de las cuales gobierna la presidenta Sheinbaum no sean similares a las que le permitieron a López Obrador jugar con las palabras y llevar los asuntos del país sin grandes contratiempos, en esa misma medida el estilo de la presidenta se tensará. Tiempos difíciles se asoman.