Hace unos días acompañé a una amiga al Hospital General "Dr. Daniel Gurría Urgell" del ISSSTE Tabasco, sí, ese mismo, el que se encuentra en el kilómetro 15 pasando la zona de Dos Montes, en la carretera Villahermosa – Macuspana. Desde que lo inauguraron, hace tres años, tenía la curiosidad de llegar hasta ahí para conocer las nuevas instalaciones. Pero, pues no se me había dado. Después de dejar la carretera federal, uno sigue por un tramo que esta en buenas condiciones, pero muy solitario y sinceramente, de noche o madrugada, lo pensaría.
Al tener poco tiempo de funcionar el nosocomio, por fuera las instalaciones se ven buenas, limpias y hasta bonitas. Hay control para entrar en vehículo, es más, las personas que están ahí te orientan, siempre y cuando lo requieras. El problema luego de que entras es que el estacionamiento se vuelve insuficiente, son pocos los espacios. Se pierde el tiempo esperando a que se desocupe un lugar, o de plano, estacionas el carro afuera, sobre la carretera. Al entrar al hospital, uno piensa que llega a la gloria, porque el clima está más que excelente, -buenísimo como para cuando sufrimos por las olas de calor-, al grado que hasta algunos vigilantes llevan puesto un suéter. Y como dicen las enfermeras, ´a todo se acostumbra uno´.
Las instalaciones son inmensas, limpias, pero frías, como si fueran apáticas a la situación que están viviendo los pacientes que llegan al hospital en busca de la sanación. Los elevadores funcionan. En las salas de espera, las sillas aún están en buen estado. Hay televisiones donde transmiten consejos e información referente a la salud. Nada de TV abierta y mucho menos de paga. En cada piso hay máquinas de esas donde se pueden comprar desde agua, refrescos, galletas y demás frituras y golosinas, nada más que están vacías. Hablar del servicio médico, no podría, sin embargo, en pláticas con algunas personas que esperaban turno para la consulta, no faltó quien dijera que el servicio es malo, otra más dijo, que sólo asistía para que le dieran un medicamento controlado. Quizás por ser el turno vespertino, no había mucha gente.
No cabe duda, que en cuanto a la atención en los hospitales públicos siempre habrán opiniones encontradas. Para este hospital del ISSSTE se invirtieron más de mil 173 millones de pesos para la construcción y el equipamiento con la intención de beneficiar a más de 761 mil derechohabientes de la región Sureste del país. Dicen que ahí se atienden 35 especialidades como: alergología, cirugía general y pediátrica, endocrinología, geriatría, nutrición, psicología, epidemiología, neurología, ginecología, oncología, entre otras y que por su diseño y tecnología de punta se consolida como uno de los más modernos del Sur de México. Si todo eso se lleva a cabo, pues es una maravilla para la derechohabiencia.
Sin embargo, no todo puede ser color de rosa. El problema para los pacientes o los que tienen que realizar algún trámite, es la distancia, los kilómetros que tienen que recorrer en su vehículo o lo que tienen que pagar para que los lleve y los vaya a buscar un taxi o un uber. Ciertamente que el hospital es grande, que esta construido en un terreno de más de 23 mil 600 metros cuadrados, pero eso, eso no acerca a los derechohabientes. Sólo imaginar a una mujer que empieza en labor de parto en Villahermosa, o alguien que está a punto de infartarse. Excelente la construcción, mala la ubicación. Afuera no hay ´tienditas´ y mucho menos de conveniencia, a unos metros hay uno o dos estanquillos que algo deben de vender.
La distancia por supuesto hace que aparezcan ´vivales´, como el encargado de la camioneta de una conocida panadería. El sujeto le quiso cobrar a una señora 75 pesos por tres piezas de pan, ni que fueran de los Bísquets Obregón. Las personas que llegan a esa zona, es porque van a consulta o porque tienen familiares internados, al no haber un lugar donde comprar, no les queda más remedio que repagar lo que por ahí les ofrecen. La empatía y la resiliencia no se dan por esa zona. Alguna autoridad debe levantar el dedo y actuar...
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