Alguien decía por ahí alguna vez, el que es buen sembrador...es muy buen cosechero.
Esa especie podría aplicársele a cualquier personaje político o de manera general a toda aquella persona que, dicho sea de paso, incursiona en actividades públicas cometiendo excesos en su comportamiento.
Siembras concordia, armonía y civilidad lo menos que puedes obtener en reciprocidad es eso cordialidad, cortesía, etc. pero sobre todo respeto; respeto ganado a pulso con tus acciones, con tus actitudes que, inclusive, pueden obtener hasta el reconocimiento público.
El caso del senador Gerardo Fernández Noroña, hasta el pasado 29 de agosto, fuera presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Senadores, es suigenéris.
Desde el momento en que fue electo para presidir la Cámara Alta, la sorpresa fue mayúscula, aunque para algunos bastante entendible, se requería colocar en esa posición a alguien con esas características para asumir el control absoluto –sin titubeos-- del Senado de la República.
Avalado totalmente por quien debía tomar decisiones en ese momento en la idea de propiciar la continuidad del proyecto de la 4T, Fernández Noroña no tuvo empacho para pelear y obtener ese sueño largamente acariciado --que pudo haberlo catapultado hacia otra esfera del poder político en México-- ser líder de la Cámara Alta del Congreso de la Unión.
Sin embargo, su comportamiento fue en todo momento la de un simple camorrero, buscapleitos o pendenciero como dirían otros, basta recordar lo que se vio durante el año que presidió la Mesa, particularmente las veces que amenazó, calló, insultó, retó, gritó, quitó la palabra a opositores, amén de conducirse casi siempre con notoria parcialidad.
Un año en el que Fernández Noroña hizo gala además de esa gran soberbia, prepotencia y el autoritarismo que lo caracteriza, y para muestra un botón fue lo inédito de la disculpa pública realizada en las propias oficinas de la Mesa Directiva del Senado, a raíz de la agresión verbal y despojo de su celular, por parte del abogado Carlos Velázquez de León, hecho acontecido el 20 de septiembre del 2024, en una sala Vip del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
Aunado a lo anterior, fue lo sucedido recientemente con motivo de una trifulca el 28 de agosto pasado cuando ocurrió el escándalo protagonizado con Alejandro Moreno dirigente nacional del PRI, hecho en el que hubo de todo: forcejeos, jaloneos, empujones, patadas sin faltar expresiones altisonantes y amenazas, y finalmente al día siguiente, la cereza del pastel en la sesión a la que convocó a legisladores de la Comisión Permanente y en su calidad de Presidente de dicha Comisión dio lectura al pronunciamiento siguiente:
"La Comisión Permanente condena la agresión realizada por legisladores federales del PRI en contra del presidente de la Mesa Directiva, de la diputada Dolores Padierna Luna y del trabajador Emiliano González...".
Sin embargo, como era de esperarse, las redes sociales reflejaron el cúmulo de comentarios negativos por la actuación de Fernández Noroña, sobresaliendo en mayor número las críticas en contra del aún –hasta ese día-- Presidente de la Mesa Directiva; en contraste, se observaron más menciones en apoyo a lo ocurrido en el incidente que tuvo con el Senador Alejandro Moreno.
Pero bueno, Fernández Noroña dejó de ser Presidente de la Mesa Directiva y ahora quien ocupa esa posición es la Senadora Laura Itzel Castillo, destacada morenista e hija del extinto y bien recordado político izquierdista Heberto Castillo.
Sin duda una de las lecciones que deja el caso de Fernández Noroña, sin pasar por inadvertido lo del tema de la flamante mansión de Tepoztlán, es que finalmente aún aceptando que fue tratado con violencia por el Senador Alejandro Moreno y otros legisladores priistas y sin aprobar dicho proceder, en realidad aquél no recibió más que lo que el mismo ha ido sembrando a través del tiempo.
Con su actitud de camorrero y elevada beligerancia, estaría obteniendo buena cosecha de todo lo que ha venido sembrando; aunque déjeme decirle que su caso no es el único, pues ya se ha visto en las sesiones del Congreso de la Unión que existen otros personajes que también no cantan mal las rancheras al actuar con soberbia, prepotencia y autoritarismo, pero el sabio juicio del pueblo –en su oportunidad—los colocará en el sitio que les corresponde. (altar_mayor@yahoo.com.mx)