Campañas de odio

Campañas de odio

La libertad de expresión es el pilar de la democracia. No es un lugar común, sino un axioma de las sociedades modernas. Sin ella no podrían existir otras libertades, como la libertad de prensa, o la libertad para pensar y para hablar, para escribir sin interferencias, o criticar y denunciar ilegalidades, así como la incompetencia de los gobernantes, sin temor a represalias. Sin esta libertad las minorías no podrían ser escuchadas y los abusos tampoco podrían ser neutralizados. Una sociedad sin libertad de expresión está sometida a los tiranos. Pero en los últimos años, algo cambió. Como apuntó Steven Rosenbaum en un artículo en la revista Forbes en noviembre de 2014, al transformarse la libertad de expresión en un discurso de odio, ruin, enconado, amenazados, racista, con epítetos misógenos disparados como armas a los adversarios políticos.

La discusión sobre esta libertad está en choque permanente. Hay una corriente de opinión internacional que considera que una vez que la libertad de expresión es limitada, deja de ser libre. Otra habla del auto control del individuo, o de mecanismos, incluidos legales, para impedir actos radicales en el ejercicio de esa libertad que tengan externalidades que lamentar. Un ejemplo de la contradicción se dio luego de que dos jóvenes armados con fusiles se metieran en enero de 2015 a las instalaciones del semanario satírico parisino Charlie Hebdo y mataran a 12 personas, en venganza por unos cartones donde se burlaban de Mahoma. La indignación fue masiva en el mundo occidental, y la organización PEN, que defiende la libertad de expresión, premió a la publicación por su valentía. El contrapunto lo hizo el afamado monero Gary Trudeau, autor de la tira cómica Donesburry, que al criticar el premio, apuntó: “Al golpear hacia abajo, al atacar a los que no tienen poder, a una minoría marginada con dibujos crudos y vulgares más parecidos al grafiti, Charlie se perdió en el campo del discurso de odio”.

El discurso de odio que se ha dado en las campañas presidenciales en México refleja la misma contradicción. Un tuitero inteligente y beligerante, que en las redes se llama @PerversoSádico, comentó una columna en este espacio sobre los límites -sentido común, ética y responsabilidad social- a la libertad de expresión: “Puede que tus padres no te permitieran opinar. Pero en mi casa siempre nos dieron la libertad de pensamiento y acción. Soy un ateo (desde los 7-8 años) que no duda en burlarse del diosito en el que mis padres creen”. Esta libertad absoluta ha llevado el odio en las redes sociales a niveles extraordinarios.

La edición impresa de ejecentral hizo una revisión de las conversaciones en las cuentas de Twitter de los candidatos a la Presidencia de la República, del INE y del presidente Enrique Peña Nieto. “Se pudo identificar 2 mil 104 mensajes de odio emitidos entre el 8 de septiembre de 2017 —fecha en que comenzó legalmente el proceso electoral— y al cierre de esta edición”, agregó. “De ese total, 266 mensajes contienen la palabra ‘corrupto’, 260 utilizó ‘pendejo’, 205 ‘pinche’, 177 la palabra ‘puta’; en 141 casos se detectaron frases que incluyen la palabra ‘mierda’ y 134 con el término ‘rata’. Las mentadas de madre son altamente socorridas en los textos para expresar rencor. La oración ‘Chinga tu madre’ fue detectada 106 veces y ‘chingas a tu madre’, 101. El calificativo ‘puto’ tuvo 89 menciones, ‘no mames’ 74, ‘ratero’ 64, ‘culero’ 38, ‘pinche viejo/vieja’ 32, ‘mamadas’ 24 y ‘púdrete’, 13.”

Según ejecentral, José Antonio Meade es quien aglutina las conversaciones más ofensivas en los últimos nueve meses, con 719 frases peyorativas, donde los términos más comunes son “corrupto” (92 veces), “pendejo” (78), “pinche” (72), “rata” (58) y “mierda” (57). Al aspirante del PRI le achacan los incrementos en el precio de la gasolina, le recriminan haber dejado pasar actos de corrupción mientras era secretario de Hacienda, hacen mofa del vitiligo que padece y suelen referirse a él como “meado”, en alusión a su apellido. Le sigue en expresiones de odio su Time Line en Twitter la candidata independiente Margarita Zavala. La esposa del expresidente Felipe Calderón, reportó el periódico semanal, concentra 400 comentarios ofensivos, que van desde “puta” (84 veces), “asesina/asesino” (43), “corrupta/corrupto” (37), “chinga” (32), a “pendejo/pendeja” (29), “chingada” (28) y “culero/culera” (25).

Los propagadores de odpor la estrategia de combate al crimen organizado que dejó miles de muertos durante el sexenio de Calderón (2006-2012), la acusan de haber protegido a los dueños de la Guardería ABC, donde murieron 49 niños y le echan en cara el supuesto alcoholismo de su esposo.

El tercer aspirante más vilipendiado en Twitter es Ricardo Anaya Cortés, candidato de la alianza Por México al Frente (PAN-PRD-Movimiento Ciudadano), con 264 comentarios oprobiosos emitidos entre el 8 de septiembre y el 8 de mayo. La mayoría de los mensajes lo critican porque sostienen que se autoimpuso como candidato, por los llamados “moches” cuando fue presidente de la Cámara de Diputados; por los viajes que realizó a Atlanta y por los escándalos de lavado de dinero que lo involucran en presuntas operaciones ilícitas. Lo llaman “corrupto”, “puto”, “pendejo”, “pinche”, “rata”, “mierda”, “no mames”, “ladrón”, “chingada”, “puta” en su cuenta @RicardoAnayaC. 

López Obrador, aspirante de la alianza Juntos Haremos Historia, está en cuarto lugar. Acusado de tener un ejército de bots (cuentas falsas que se crean para inflar una cuenta) y de trolls (tuiteros que se dedican a agredir a los adversarios o a darle realce a los mensajes del tabasqueño), el Peje contabiliza 168 expresiones de odio. Las palabras más utilizadas en las charlas virtuales alojadas en la cuenta del morenista son: “pendejo” (36 veces), “corrupto” (21), “pinche” (19), “mierda” (13), “chingada” (11), “pinche viejo” (11) y “no mames” (10).

Los temas que más irritan a los malquerientes del tabasqueño es su renuencia a explicar de qué ha vivido los últimos de su vida, los presuntos lujos con los que viven sus hijos, su alianza con Napoleón Gómez Urrutia y Nestora Salgado, las supuestas tentaciones autoritarias y la amnistía que ha planteado para favorecer a ciertos personajes ligados al narcotráfico.

El discurso del odio va aparejado de la degradación de la política

Un discurso de odio, no puede escudarse en la libertad de expresión.

Éstos son actos discriminatorios y extremos, que tienden a provocar rechazo y eventos de violencia graves en contra de un grupo específico.

En los criterios del Alto Tribunal, las expresiones homofóbicas se convierten en lenguaje discriminatorio ya que implican formas de inferiorización, que en casos extremos pueden convertirse en discursos de odio.

Además estableció que las expresiones que están excluidas de la protección constitucional, son aquellas vejatorias, en consecuencia ofensivas u oprobiosas que no deben confundirse con críticas que se realicen con diversos calificativos, por fuertes que éstos sean.