Cartas del Trópico

Cabeza fría ante la agresividad y provocaciones de Trump

Con un tono fanfarrón, propio de un pendenciero necesitado de hacer sentir su poder e influencia, suelta ante la prensa acreditada y presente en Salón Oval: México hace lo que nosotros le decimos que haga". Es la socarronería soltada por Donald Trump y que también aplicó a Canadá (11/08/2025).

Como esa expresión burlona y retadora, se ha comportado varias desde que regresó a la Casa Blanca en un ya distante 20 de enero. Algunas veces para alardear; otras, para ejercer más presión al gobierno de México. Al fin potencia injerencista.

Cualquier pretexto ha sido bueno para Donald Trump: déficit negativo para Estados Unidos en la balanza comercial; el fentanilo, los migrantes, los cárteles mexicanos de la droga, el tratado de aguas, entre otros.

A todas esas provocaciones, la presidenta Claudia Sheinbaum ha actuado con mesura, le ha puesto "cabeza fría" a la insidia del estadounidense. No se ha dejado tentar por esas diatribas que a más de un jefe de Estado ha sacado de sus casillas, como el presidente colombiano Gustavo Petro, y tuvo que recular ante la furia del inquilino de la Casa Blanca. En América Latina la tensión ha llegado al nivel de la agresión económica con Brasil y la intervención abierta en Venezuela.

La presidenta Sheinbaum tiene su estilo reconocido en el mundo. No ha sido zalamera como el exprimer Ministro de Canadá, Justin Trudeau, quien quiso congraciarse con el presidente gringo y resultó vapuleado y humillado.

No cumplía ni el mes en la presidencia, y Trump inicio su asedio al gobierno mexicano: anunció la imposición de un arancel de 25% a las exportaciones mexicanas. El argumento: México no hace lo suficiente para frenar el tráfico de fentanilo y la migración irregular.

Y lo peor, en una carta dirigida a la presidenta acusó que el gobierno de México estaba coludido con el narco. La presidenta respondió con firmeza: son acusaciones "ofensivas y sin sustento". Bastó una llamada telefónica entre ambos para posponer la medida impositiva.

A cambio, la presidenta mexicana anunció el reforzamiento de la seguridad en la frontera norte con 10 mil elementos de la Guardia Nacional. El estira y afloja continúa.

En julio pasado, Trump volvió a la carga con sus amagos. El 12 de ese mes, envió una carta a Sheinbaum para anunciarle, otra vez, un arancel de 30%, que entraría en vigor el primero de agosto. Nuevamente el mismo pretexto: México no había hecho lo suficiente contra los cárteles y el tráfico de drogas.

La presidenta tampoco se enganchó con esa decisión arbitraria. Agotó el diálogo y el acuerdo sin negociar soberanía ni los intereses nacionales. Otra llamada telefónica entre ambos postergó la aplicación de ese arancel a las exportaciones mexicanas.

Estados Unidos ha declarado a los cárteles del narcotráfico como organizaciones terroristas, pero negocia con narcotraficantes tachados de terroristas. Amaga con perseguir a los narcos en territorio nacional con el pretexto de que representan una amenaza para la seguridad estadounidense y porque envenenan con droga a ciudadanos de su país, y pacta con ellos para controlar el negocio. Esa es la realidad.

El 25 de junio, la fiscal general de Estados Unidos, Pam Bondi calificó a México como un país "adversario" y no como lo que es: su principal socio comercial en el continente.

Durante una audiencia ante el Comité de Apropiaciones del Senado sobre el presupuesto de 2026 y en respuesta a una pregunta del senador republicano Lindsey Graham sobre la seguridad nacional y la relación con Irán, Bondi afirmó:

"Donald Trump lo ha dicho alto y claro: no nos dejaremos intimidar y mantendremos a Estados Unidos seguro. Irán, sino también de Rusia, China y México, de cualquier adversario extranjero que intente matarnos básicamente o drogando a nuestros hijos".

"No está bien informada", le respondió la presidenta un día después. Enfatizó que la cooperación se da en el marco de la soberanía y el respeto mutuo, y señaló una disminución reconocida del 50% en el cruce de fentanilo, según la Agencia de Aduanas y Migración de ese país.

El agravio más reciente de Trump se dio el 14 de agosto. Ese día, en conferencia de prensa en la Casa Blanca, soltó: "México hace lo que le decimos que haga". Le respuesta vino de inmediato a través de sus redes sociales: "En México, el pueblo manda".

Seguirá la presión de Trump hacia el gobierno mexicano. Para el empresario y mandatario gringo el tiempo juega en su contra: tiene 79 años y su actual mandato finaliza en 2028. Las elecciones presidenciales en EEUU serán en noviembre de ese año, pero el proceso arrancará varios meses antes. Y ya no puede buscar la reelección.

La presidenta Claudia Sheinbaum tiene 63 años y su mandato finaliza en 2030. Es metódica y frente a las amenazas de Trump su reacción será la misma: cabeza fría, diálogo y entendimiento sin ceder un solo ápice de soberanía. Cooperación, sí; sumisión, no.