La ciencia y la cultura, determinantes para la transformación de una comunidad

Es importante la decisión de los partidos respecto a las personas que estarán en las boletas para representarlos en las urnas.

CIERTO que es importante la decisión de los partidos respecto a las personas que estarán en las boletas para representarlos en las urnas. Más todavía si las y los seleccionados tienen la seguridad de llegar al cargo, porque serán quienes durante tres o seis años tomarán o avalarán las decisiones del poder; las que incidirán en el progreso o retroceso de la calidad de vida de la comunidad. Habrá oportunidad de referirnos nuevamente a los procesos que actualmente se viven de cara a las elecciones; abuso de su paciencia para abundar en un tema que me parece determinante para la transformación  social e individual.

Se trata, como le mencioné en una anterior colaboración, de la actitud que tenga el gobierno, la comunidad y las personas respecto al conocimiento. No sólo del conocimiento depende la calidad de vida, sino que es fundamental para la presencia de los estados y países (y de los individuos, por supuesto) en un mercado competitivo.

No es casual que los países que más invierten en investigación y en su difusión sean líderes en el mercado: Estados Unidos, China, Japón, Alemania, Corea del Sur. (México se encuentra en la posición 24, por debajo de Turquía y España)

EL RECHAZO A LA CIENCIA

RESPONDIENDO a una invitación del doctor Lenin Arias Rodríguez, profesor investigador de la UJAT y coordinador del Simposio de Biología Tropical, acudí a compartir algunas reflexiones y aprendizajes en la divulgación de la ciencia en los medios masivos de información.

Tenemos como sociedad un grave problema: una actitud anti intelectual y anticientífica, por eso -les comenté a estudiantes y profesores- que siempre en la comunicación de la ciencia tenemos además el riesgo de caer en excesivas teorizaciones y lenguaje denso, con lo que se pierden elementos valiosos de la vida que precisamente se quiere transformar. Yo creo que es el problema que hace que muchos profesores se jalen los cabellos: ¿cómo hacer accesible, cómo hacer comprender el conocimiento?

Y la pregunta que flota en el ambiente es ¿el saber para qué?, ¿la ciencia siempre ha mejorado la vida?

No es casualidad que Robert Oppenheimer, el físico estadounidense creador de la bomba atómica, se definiera a sí mismo como "el ángel de la muerte".  

Hay que derribar mitos en torno a la ciencia en otros tiempos vinculada a la magia. Hay que hacer que el gran público comprenda el trabajo científico, porque además en la medida en que se valore el saber podemos combatir el subdesarrollo, el atraso. Y ni me refiero a la acumulación de títulos académicos y papeles que respaldan supuestos aprendizajes, sino la actitud ante el conocimiento.

Por eso, cuando los medios practican la divulgación científica (no el discurso científico, que se construye en espacios académicos y de investigación) tienen dos requisitos: brevedad de las explicaciones y claridad del lenguaje.

MÁS CADA VEZ MENOS

La brevedad es cuestión de síntesis y espacio: cantidad moderada de palabras. La claridad es cuestión del vocabulario elegido. En la divulgación, hay –por decirlo así- que traducir términos especializados al lenguaje llano.

Al lenguaje que entendamos todos. (El problema, y en eso creo que estarán de acuerdo los profesores, es que cada vez más personas entienden menos. Se puede inclusive hacer un experimento de comprensión de lectura, por ejemplo. Y esto es más complicado en los textos de difusión de la ciencia.)

No es tarea fácil. Por esa razón, no todos los grandes científicos son buenos divulgadores.     

Aquí quisiera referir una anécdota del famoso físico Richard Feynman y que seguramente se aplica a cualquier especialista.

Cuentan que alguna vez un periodista le pidió a Feynman que resumiera en pocas palabras las investigaciones que le hicieron merecer el premio nobel y respondió: "si yo pudiera explicarle mis trabajos en dos minutos, de seguro que no hubiera merecido el Nobel".

No sé si a usted les ha pasado, pero se cuenta que algunos estudiantes que iban a presentar un examen colocaban de almohada el libro...para ver si el conocimiento les entraba por ósmosis. Y eso obviamente no ocurre: el saber, el aprender, requiere inversión de tiempo y esfuerzo.

Otro riesgo que se afronta en la divulgación científica: los medios, tan capturados por la cultura del entretenimiento, por la necesidad de las ganancias económicas rápidas, descuidan aspectos educativos que pueden ser interesantes como punto de partida para sembrar la semilla científica a nivel masivo.

En fin, un tema que debe estar en la agenda de quienes buscan y obtienen votos con una mirada que no se agote en el corto plazo.

AL MARGEN

HABRÁ que repetir hasta el cansancio aquella reflexión de Enrique González Pedrero: se dice que cuando un partido tiene todas las posibilidades de ganar, no hay democracia; por el contrario, es cuando más obligado está a una democracia interna. Porque es cuando más debe cuidar su selección de quién lo representa. El PRI y otros partidos ignoraron esta regla básica y llegaron al punto de su extinción. (vmsamano@hotmail.com)

HABERES

S

VULEVOI