LA GEOGRAFÍA COSTERA DE Tabasco, que ganó gloria en las primeras crónicas de América por sus majestuosos ríos y "pueblos buenos", continúa reescribiendo su historia gracias a su riqueza natural inagotable, a su don de gentes y a la sabiduría de sus líderes.
La proeza más reciente la escribieron el miércoles 26 de noviembre, 30 ostioneros y ostioneras, beneficiarios del programa estatal Pescando Vida, que tras recibir sus cajas de semillas de ostión, de manos del propio creador del programa Javier May Rodríguez navegaron junto con él hasta un punto lejano de la laguna Mecoacán para "sembrarlas" sobre la superficie bailadora y completar oficialmente la cifra de 300 paraiseños y paraiseñas que recibieron semillas para cultivar y cosechar el molusco en la próxima Semana Santa.
Las embarcaciones zarparon de la Comunidad de Aprendizaje Acuícola "Oro Negro", en la villa Puerto Ceiba. Sentadas en las bancadas y castillos, cubriéndose del sol a plomo con sombrillas, gorras o pañoletas, sobresalían decenas de mujeres. Nada extraño para el programa acuícola más grande del país, según calificó en su visita hace unos meses, el comisionado nacional de Acuacultura y Pesca, Alejandro Flores Nava.
"En este programa, el 50% son mujeres, son 50 y 50 hombres y mujeres", habría dicho el mandatario May Rodríguez antes de zarpar con las ostioneras y ostioneros, entre porras, vivas y gritos que concentraban todo el júbilo: "¡Arriba las mujeres empoderadas! ¡Gobernador, gobernador!".
Mientras la embarcación de May Rodríguez avanzaba, acompañado del presidente municipal, Alfonso Jesús Baca Sevilla, y de los secretarios de Gobierno y de Ordenamiento Territorial y Obras Públicas, José Ramiro López Obrador y Daniel Casasús Ruz respectivamente, hombres y mujeres en sus lanchas o entregados a sus cultivos o desde los varios puentes de palafito que sirven de vigilancia, extendían sus brazos y los agitaban en señal de saludo.
Algunos, como los de la Comunidad de Aprendizaje Acuícola "Perlas Ostioneras" rompían con su grito el ronroneo de los motores y expresaban a la distancia, pero en la cercanía de un sentimiento, su agradecimiento.
Entre quienes asistieron a la histórica siembra en uno de los bancos ostrícolas, estaba doña Mélida García Galmiche, del ejido Chiltepec, lugar famoso porque las mujeres son tan hábiles en desconchar ostión, que fueron contratadas para trabajar en Carolina del Norte. Doña Mélida, sentada en un bote, frente al puente de mando, reconoce la importancia de Pescando Vida en las comunidades ostrícolas.
El punto de partida es una simple línea borrosa en el horizonte. La embarcación se detiene junto a uno de los bancos ostrícolas, May baja la caja con la siembra y los presentes aplauden. Las pancartas de la Comunidad de Aprendizaje Acuícola "Dubai" muestran palabras de agradecimiento.
De regreso en una de las lanchas, mientras la fina brisa salpica su rostro, la ceibana Eugenia Hansen Ricardez comenta que a ella le toca quedarse algunas noches con otras compañeras en el puente de vigilancia, rodeada de tanta agua, de los cultivos de ostión y de un cielo transparente. Confiesa que en vez de sentirse sola en esas horas de vigilancia, ella disfruta plenamente de los cielos estrellados increíbles, conviviendo con sus compañeras del programa, algo que nunca imaginó.
En tierra, el ostionero Leandro Pérez se acerca al mandatario para despedirlo. Y se toma una foto con la panorámica laguna Mecoacán detrás de los dos.
Reconoce que hay mucho apoyo. "Nos está yendo mucho mejor, enfocándonos en el cultivo de ostión. Nos dan la semilla, las herramientas necesarias y el jornal. Va a haber más producción por los cultivos. Estamos muy contentos", afirma antes también de extender su mano y decir adiós al mandatario.