Cuaderno de notas

Taracena: otros haikus

Leí en Mahahual, Quintana Roo, el poemario Aproximaciones a Haikus II, del escritor Heberto Taracena Ruiz. Fue una lectura placentera por varias razones: por el sonido e imágenes de sus poemas y porque, mientras leía despacito, contemplaba la mar y la llegada de navíos de gran calado.

Si bien el lector descubre, desde el principio, el desplazamiento que hará la voz poética a lo largo de unos 350 poemas breves resulta necesario decir que un puñado de estos poemas, y que siguen la tradición japonesa, logran que uno entre en un estado de contemplación.

Por cierto, hice una serie de anotaciones a propósito de Aproximaciones a Haikus II, publicado por editorial Lunar en mayo de 2025. Primero, y es lo menos importante: el hecho de notariar la vida y la muerte desde diferentes ángulos, es decir, el de no dejar un solo resquicio del espacio humano, animal y vegetal.

Segundo, y justo aquí comienza lo más trascedente, el poemario es una representación de los cinco sentidos, y es, ante todo, el horizonte poético mostrado por esa voz poética que seguramente recibe susurros de Taracena Ruiz. Ahora bien, y desde luego que esta es una percepción personal como tercer apartado: el poemario también es la proyección de la forma en la que el autor construye sus nociones en torno a la poesía haiku.

Pero, vayamos por el principio. De entrada, celebro que el título del poemario comience con la palabra "aproximaciones", sobre todo, porque el autor está bordeando o sigue experimentando con esta forma poética que ha trascendido en el tiempo, desde Japón. En otras palabras, no se jacta en asegurar conocer el género (así sea enmarcado entre las formas menores), sino que se sincera y nos dice que aún se está acercando. Lo otro, son los temas que aborda, mismos que podría resumir en: el mar, las mujeres, los niños, las estaciones, la vida, la muerte, el o los gobernantes, personajes ilustres (incluye a Dionicio Morales, poeta cunduacanense recientemente fallecido o a Enrique González Pedrero), la lluvia, las ideas, el campo, los meses, las madres, el amor, la luna, la flora y fauna, el calor, la educación, la Pachamama, excompañeros de generación, el tiempo, los colores, los puntos cardinales, el agua, los ríos, el corazón, los sonidos de la poesía, entre otras categorías.

La primera vez que leí con atención haikus fue en un taller de Literatura Japonesa que impartió el Dr. David Almazán Tomás, profesor y estudioso de la cultura japonesa en la Universidad de Zaragoza; quien habló del katauta, del tanka, etcétera. Leí, durante el curso, un haiku de Matsuo Bashó (1644-1694):

Si he de morir/ en el camino, /que sea entre los campos de trébol.

Leí, además, otro haiku de Watanabe Hakusen (1913-1969):

Anoche cubrí/ mis hijos dormidos/ y el ruido del mar.

Regresando al apartado segundo, sobre que el poemario es una representación de los cinco sentidos y es, ante todo, el horizonte mostrado por esa voz poética que seguramente recibe susurros de Taracena Ruiz, es aquí donde se muestran estas imágenes que buscan abarcarlo todo:

285.- Deja que corran /en orden las ideas /sin reprimirlas.

296.- El campesino / traduce mil lenguajes con desparpajo.

375.- El campesino / interpela el silencio / mejor que otros.

420.- Calor y lluvia/ en vez de pelearse /guardan respeto.

282.- El aguacero / de noche es serenata / con añoranza.

254.- Mirando el mar /acaparan los ojos /el infinito.

332.- Estos calores /cincelan el carácter /del tabasqueño.

327.- Contados los días/ el guayacán domina/ a la estación.

311 .- Hay que observar /a la naturaleza /y secundarle.

Y, por último, que el poemario igualmente es la proyección de la forma en la que el autor construye sus nociones en torno a la poesía haiku, labrando la tierra con poemas breves que deposita como semilla:

399.- El laconismo /de las ideas tiende /a prolongarse.

400.- No es empujando / frases sobre palabras / que caen versos.

Y sentencia:

 335.-No necesita /el Haiku ornamentos /para vestirse.

408.-Aproximarse /al Haiku es temerario /e impredecible.

De la pureza/ métrica y esencial /quedan bosquejos.

 437.- En el sonido /el Haiku da la pauta /a las ideas.

El haiku, podría ser para Taracena Ruiz, una especie de embrión de otras formas de escritura. Es como escribir un cuento y luego una novela, pero partiendo de la idea o de los embriones del mismo cuento. O escribir un diario y que después este sea el cuerpo de una novela. Pero el haiku es una sentencia, una canción poética, como lo muestra la voz en el poemario Aproximaciones a Haikus II.

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Celebro la producción diversa de este escritor tabasqueño. Si bien existen escritores que se toman sus tiempos (años) para publicar, Taracena Ruiz no lo pierde y se traza en lo inmediato una nueva obra. Aunque en las horas del día desempeña el rol de notario y columnista, y pese a lo difícil que parezca, logra autorobarse este mismo tiempo para estar con la familia y escribir en la clandestinidad. No estaría de más que quienes se dedican a la escritura aprendieran un poco de él, de aquello que llaman disciplina o rigor escritural.  Como todos los libros de Heberto Taracena Ruiz, estos se imprimen de una manera artesanal y de fácil acceso a los lectores. Como bien dice, se logra con base en la suma de esfuerzos y de amigos que le dan facilidades para llevar el manuscrito a buen puerto. En 2023, por ejemplo, se dio el tiempo para escribir y publicar el poemario Aproximaciones a Haikus I; así como en 2022 que publicó el número III de Raizales, anécdotas de la región. Y en 2024, Corazón del pueblo: El camposanto, obra cronística y cartográfica enfocada en el camposanto municipal de Cunduacán, antiguo Cimatán. Así avanza la vida de Heberto Taracena Ruiz, siempre preocupado y ocupado por dejar constancia, con base en la escritura, de su paso por este mundo, y más por el de la Chontalpa.

@Librodemar (Texto leído durante la presentación de este poemario en Casa de Cultura "Antonio de Dios Guarda" de Cunduacán, Tabasco, mismo que se comparte con los lectores de Diario Presente.)