Derecho de Admisión

Cuando la Izquierda Viaja en Primera Clase

El debate de lo que puede o no puede hacer, o a lo que puede o no acceder la gente que a lo largo de su vida se ha ubicado en el lado izquierdo del espectro político, en la actualidad guarda de manera genérica dos características: 1.- va más allá de si alguien viaja con boleto de primera clase en su vuelo, o si va a Japón, a España o a Portugal, o si va a algún supermercado considerado gourmet; y 2.- no es nuevo y lo único que ha demostrado durante el más reciente medio siglo es clasismo.

          He escrito las más recientes cinco décadas porque en los años setenta del siglo pasado, por ejemplo, el ingeniero Heberto Castillo fue cuestionado porque, según sus críticos, era una incongruencia el que se hubiese declarado socialista y viviera en Coyoacán, un barrio de clase alta del sur de la Ciudad de México, y ante tal aseveración lo único que respondió el también académico fue que había hecho votos de socialista más no de pobreza.

          También por aquellos años se dieron otros ejemplos de este clasismo, y no todos fueron con respecto a personajes políticos de izquierda, sino que también abarcó a otros entes sociales relevantes en su actividad profesional, como por ejemplo el boxeador Rubén "El Púas" Olivares, de quien recuerdo dos: 1.- cuando el boxeador oriundo de la colonia Bondojito, barrio popular del norte de la Ciudad de México, adquirió y se mudó a una casa ubicada en la colonia Lindavista, zona de clase alta del norte de la Ciudad de México, algunos de sus nuevos vecinos pusieron el grito en el cielo porque, dijeron, con esa acción su espacio de residencia iba a perder categoría y se iba a volver naco; y 2.- en una entrevista que le hicieron al entonces director del Jockey Club del Hipódromo de Las Américas, de la Ciudad de México, comentó que para ser socio de dicho club además de los requisitos formales (cubrir la cuota de inscripción, que haya sido recomendado por un miembro en activo, entre otros), había uno todavía más importante que no estaba escrito en ningún papel pero que todos lo conocían: la clase.

          Sí, la clase, y comentó que para ser miembro no era suficiente que una gente tuviese dinero para cubrir los altos gastos que ello representaba, sino que debía tener educación, provenir de una familia con alcurnia, aunque no tuviese dinero, y puso como ejemplo al boxeador Rubén "El Púas" Olivares, de quien dijo que con certeza el deportista tenía los suficientes recursos económicos para ser miembro, pero que nunca sería admitido porque carecía de clase, de alcurnia. Y terminó su comentario con un dicho muy popular en esos tiempos: vale más un rico empobrecido que un pobre enriquecido.

         Entonces, digo, este debate de si el senador Gerardo Fernández Noroña viajó en primera clase, o si el diputado Ricardo Monreal fue a España, o si Mario Delgado vacacionó en Portugal, o si Andrés Manuel López Beltrán anda en Japón, sólo tiene relevancia en dos aspectos: 1.- en el marco del discurso clasista que la derecha ha querido incrustar en la conciencia de la gente referente a que los izquierdistas o los de las clases populares, no tienen derecho a disfrutar de ciertos bienes o servicios que se creen exclusivos de los de las clases altas; y 2.- en el marco de que, según el discurso de la derecha y sus corifeos, si algún izquierdista tiene la posibilidad de acceder a esos bienes y servicios que los derechistas creen exclusivos de las clases altas, es porque seguramente lo hicieron con recursos de procedencia indebida.

          Con este discurso clasista lo único que están mostrando los de la derecha y sus corifeos, es que su papel en el juego político nacional es el mismo que juegan los cadeneros de los antros: ponen en práctica el derecho de admisión y con ello deciden quién entra y quién no, aunque no se dan cuenta que ellos mismos en realidad también están en la lista de los que no tienen la posibilidad de entrar a disfrutar, porque para los de las clases altas son sus simples colaboradores. Es decir, su papel es similar al de los capataces de las fincas: no son los dueños pero ante los trabajadores se comportan peor que los dueños.

          POSTDATA.- Por los tiempos políticos que están transcurriendo en el México actual, sería bueno que la oposición recuerde estas seis declaraciones de Jesús Reyes Heroles, que a pesar de que son de principios de los años setenta, hoy tienen mucha vigencia:

          1.- "Respeto para quienes, pensando distinto a nosotros a través de partidos políticos, tratan de disputarnos la confianza del pueblo. Respeto también para aquellos que pensando distinto a nosotros, no han querido o podido organizarse en partidos políticos".

          2.- "Rechazamos por principio, la infalibilidad doctrinal o electoral".

          3.- "La urbanidad en las relaciones políticas es requisito para la convivencia pacífica".

          4.- "Seremos inflexibles en la defensa de las ideas, pero respetuosos en la forma".

          5.- "En política, frecuentemente, la forma es fondo". Y,

           6.- "Hagamos más, mucha más política; hagamos mayor política y acabemos con la politiquería".