Para nadie resulta extraño el reconocer que la presencia de don Enrique González Pedrero, es permanente, cotidiana e importante. Tanto en Tabasco como en el país entero. En la política y en la academia. En la acción y en el pensamiento. Y de ello, en las más recientes semanas, lo han constatado y demostrado dos relevantes hechos: 1.- La creación de la cátedra extraordinaria "Lic. Enrique González Pedrero" en la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT), con la participación estelar del maestro Roberto Salcedo Aquino, ex colaborador de don Enrique y presidente de la fundación que lleva el nombre de quien fuera gobernador de Tabasco (1983-1987); y 2.- La develación de la placa del licenciado Enrique González Pedrero en la misma institución educativa. Además, su presencia se hizo sentir en la celebración de las primeras cuatro décadas de las licenciaturas en Historia y en Sociología en la UJAT, creadas precisamente por don Enrique cuando fue gobernador.
Y esta presencia permanente de don Enrique en la vida política e intelectual tabasqueña y nacional, permite valorar su legado y, por lo mismo, regresar frecuentemente a sus acciones y a sus textos. Éstos últimos, siempre actuales. Siempre profundos, esclarecedores y tremendamente incitadores. Provocadores del pensamiento crítico y democrático. Y uno de estos textos al que regresé de manera casi natural en medio de todo este ambiente con espíritu celebratorio alrededor de don Enrique, es el titulado "Ni más mercado, ni más Estado", aparecido en el número uno de la Revista Nueva Izquierda (noviembre de 1999).
Dicho texto don Enrique lo inició con tres párrafos por demás premonitorios de lo que políticamente sucedería en México dos décadas después: 1.- "Creo que los hombres de izquierda han sido movidos siempre por la insatisfacción que provocan las injusticias de las sociedades en las que han vivido; por tanto, al organizarse buscan hacerse de un medio que los ayude a realizar sus metas"; 2.- "Este medio consiste en lograr un Estado social y plural, democrático de derecho"; y 3.- "Las metas pueden alcanzarse con el método electoral y la unión de fuerzas entre los partidos y las organizaciones de la sociedad civil que buscan objetivos semejantes".
Acto seguido, don Enrique dijo que "la izquierda y el mundo que vivimos son nuevos", y comenta que tanto a nivel internacional como nacional, lo nuevo hizo acto de presencia el día que cayeron dos muros: 1.- A nivel internacional fue el 1 de diciembre de 1989, "día en que se desplomó el muro de Berlín"; y 2.- El desplome del "muro mexicano" ocurrió el 6 de julio de 1988 con "los polémicos resultados de las elecciones nacionales, que lo serán siempre, ya que las actas electorales donde constaban los resultados casilla por casilla fueron reducidas a cenizas por una controvertida decisión de la Cámara de Diputados. Esto ha fortalecido la idea de que el PRI perdió entonces".
Después, don Enrique hizo un somero recuento de los hechos que cambiaron al mundo a partir de la década en que él nació (años 30s del siglo pasado): Segunda Guerra Mundial, Guerra Fría, aparición del Tercer Mundo, revolución tecnológica, guerra de Vietnam, y junto a estos cambios, don Enrique llegó a una conclusión: "La izquierda y la derecha cambian de acuerdo con el tiempo y las circunstancias", y como hombre de izquierda, don Enrique se refirió a ella y manifestó que celebraba el "calificativo Nueva Izquierda", así como su convivencia con la izquierda tradicional.
Otro de los elementos fundamentales expuestos por don Enrique, radicó en su reconocimiento de que además de la existencia "de la contraposición entre derecha e izquierda, la hay también entre extremismos y moderación" de ambos lados del espectro político e ideológico.
Para sus anotaciones, don Enrique tomó en consideración las aportaciones teóricas de dos pensadores: el mexicano Octavio Paz y el italiano Norberto Bobbio, combinación que le permitió hablar tanto de libertad, igualdad, fraternidad, Estado, sociedad civil y mercado, combinación de conceptos y percepciones que lo encaminaron a escribir las siguientes líneas: "Se requiere de un proceso político de concesiones mutuas entre los individuos, la sociedad, el mercado y el Estado, para corregir los desequilibrios de un sistema social que, si prevalece alguno de sus componentes, desvía las tareas del bien común".
Y para rematar su texto, don Enrique escribió lo que se puede considerar su perspectiva para el desarrollo de toda sociedad, en especial la mexicana. Dijo: "Ni más mercado para que haya menos sociedad y menos Estado, ni más Estado para que haya menos sociedad y menos mercado. Hace falta Estado y mercado".
"Hace falta Estado y mercado", aseveró don Enrique Gonzáles Pedrero en noviembre de 1999, y eso, sin duda alguna, es lo que en la actualidad y en el futuro inmediato, se tiene que consolidar en México.