Fui un ingenuo cuando pensé que con la llegada de la pandemia del Coronavirus, la población priorizaría los buenos sentimientos y la solidaridad sobre la insufrible división política que se había instalado entre nosotros en los meses y semanas previas a la extensión general de la enfermedad. Al contrario en la calle, en los medios tradicionales y en las redes sociales principalmente el conflicto aumenta peligrosamente y parece no tener un punto de tregua a la vista. En medio de los dos bandos que se han autodenominado “Chairos y Fifis” existe una amplia porción de ciudadanos que, aun prestando interés por el acontecer político, sitúan a este en el lugar exacto de sus vidas que continúan muy al margen de la batalla ideológica que algunos parecen disfrutar, aunque en ella se dejen la piel y la salud mental. Se están dando fenómenos perfectamente definidos en sicología y que conviene conocer para controlar: El efecto Dunning-Kruger es uno de ellos. “Puede resumirse en una frase: cuanto menos sabemos, más creemos saber. Es un sesgo cognitivo según el cual, las personas con menos habilidades, capacidades y conocimientos tienden a sobrestimar esas mismas habilidad, capacidades y conocimientos. Como resultado, estas personas suelen convertirse en ultracrepidianos; gente que opina sobre todo lo que escucha sin tener idea, pero pensando que sabe mucho más que los demás. El problema es que las víctimas del efecto Dunning-Kruger no se limitan a dar una opinión ni a sugerir sino que intentan imponer sus ideas, como si fueran verdades absolutas, haciendo pasar a los demás por incompetentes. Obviamente, lidiar con ellos no es fácil porque suelen tener un pensamiento muy rígido. Para minimizar el efecto Dunning-Kruger y no convertirnos en esa persona que opina sobre todo sin tener idea de nada, lo más importante es aplicar estas sencillas reglas: Sé consciente al menos de la existencia de este sesgo cognitivo. Deja siempre un espacio para la duda, para formas diferentes de pensar y hacer las cosas. Opina siempre desde el respeto a los demás, por muy seguro que estés de tu opinión, no intentes imponerla. ¿Cómo lidiar con las personas que no reconocen su incompetencia o desconocimiento? Las personas que opinan tajantemente sobre todo sin tener idea y que subestiman a los demás, suelen generar un gran malestar. Nuestra primera reacción será irritarnos o enfadarnos. Es perfectamente comprensible, pero no servirá de nada. En su lugar debemos aprender a mantener la calma. Recuerda que solo puede afectarte aquello a lo que le das poder, lo que consideras significativo. Y sin duda, la opinión de una persona que no es experta en la materia y ni siquiera sabe de lo que habla, no debería ser significativa. Si no deseas que la conversación vaya más allá, simplemente dile: “He escuchado tu opinión. Gracias”, y zanja el asunto. Si realmente te interesa que esa persona salga de su estado de desconocimiento y sea más consciente de sus limitaciones, lo único que puedes hacer es ayudarle a desarrollar sus habilidades en esa área. Evita frases como “no sabes de lo que hablas” o “no tienes ni idea” porque de esta forma solo lograrás que esa persona se sienta atacada y se cierre a tus propuestas. En su lugar, plantea una nueva perspectiva. Puedes decir: “ya te he escuchado, ahora imagina que las cosas no fueran exactamente así”. El objetivo es lograr que esa persona se abra a opiniones y formas de hacer diferentes”.
La población priorizaría los buenos sentimientos y la solidaridad sobre la insufrible división política que se había instalado entre nosotros en los meses
El efecto Dunning-Kruger o como poner freno a los pelmazos
La población priorizaría los buenos sentimientos y la solidaridad sobre la insufrible división política que se había instalado entre nosotros en los meses