* Sillón 29: apropiarnos del progreso, ponerlo al servicio del ser humano
* Vital destino común: "o sobrevivimos juntos, o desaparecemos juntos"
* Misión literatura: arrojar luz sobre los valores esenciales del ser humano
SON TIEMPOS de reflexión, aunque cada vez hay menos posibilidades para detenernos y mirar nuestro entorno, considerar a nuestros semejantes, aprender del pasado y mirar al futuro. Todo es vértigo que, lamentablemente, avasalla.
Permítame referirme al escritor franco-libanés Amin Maalouf (1949), un puente entre culturas para comprender el mundo. Maalouf piensa con su capacidad de ponerse en lugar del otro, como lector de civilizaciones. Le aplican palabras que dirigió a uno de sus maestros: "estaba encariñado con las culturas frágiles". En la inauguración de la 39 Feria Internacional del Libro en Guadalajara (30/11/2025), recibió el premio FIL de Lenguas Romances y lanzó un discurso que ejemplifica la batalla cultural de toda una vida. ´El progreso no debe ser instrumento de sometimiento´, fue la idea central. Gran actualidad en lo dicho.
En 2011, fue nombrado miembro de la Academia Francesa (sillón 29, sustituyendo al antropólogo Claude Lévi-Strauss), honor inusual para literatos y académicos extranjeros alejados del cuadrante europeo. Veamos las principales ideas que compartió en Guadalajara, bajo la premisa de que "en el otro hay algo nuestro, y en nosotros algo del otro". Mucho tenemos que aprender en esto para convivir.
OTRO PROGRESO
CUESTIONÓ Amin Maalouf la idea de mero progreso material: "La literatura debe desempeñar tres grandes misiones en el siglo XXI, con la idea de apropiarnos del progreso, ponerlo al servicio del ser humano, de su dignidad, de su libertad; convertirlo en instrumento de liberación, y no de sometimiento". Progreso sensible que enlaza con la economía humanista; lo que dice para la literatura vale también para el ejercicio del poder como servicio.
Luego de ese punto de partida -progreso no explotador- Maalouf advirtió sobre retrocesos sociales: "en el terreno de la ciencia y la técnica, los avances se producen por sí solos y son irreversibles; en cambio, en el terreno de las mentalidades, los progresos sólo ocurren si actuamos, y son -por desgracia- reversibles". Resulta significativo que las palabras de Maalouf se difundan en un marco mexicano de cultura. Nuestro país vive cambios que el mundo observa con interés.
MISIÓN LITERARIA
SOBRE LA COMPLEJIDAD del mundo que registra la literatura: "La primera misión de la literatura es hacernos conscientes de la complejidad del mundo en que vivimos, porque el primer derecho -y el primer deber- de una persona libre es entender el mundo, saber cómo se transforma y hacia dónde va, para poder contribuir a su avance y también para poder protegerse de sus peligros". Esa mirada equilibrada en cuanto a logros y riesgos se necesita -por ejemplo- en plataformas de comunicación que de forma acrítica festejan cualquier novedad tecnológica. Casi no se reflexiona sobre riesgos de la información virtual.
Sobre navegar en el mismo barco: "La segunda misión es convencernos de que, a pesar de nuestras diferencias, de nuestras enemistades, de los resentimientos que nos dividen, nuestro destino se ha vuelto común. O sobrevivimos juntos o desaparecemos juntos". ¿Lo comprende el ciudadano que sólo mira problemas cercanos?, ¿lo comprenden los genios de la geopolítica?
Sobre la imaginación luminosa: "La tercera misión de la literatura en este siglo es arrojar luz sobre los valores esenciales del ser humano -la dignidad, la libertad, el respeto mutuo, la convivencia armoniosa-, mostrando lo que significan y cómo deberían encarnarse hoy". Lo elementalmente humano no perece. Pero hay a quienes hay que explicarles todavía lo que significa el respeto mutuo, y que no hay cultura sin educación, ni a la inversa.
Maalouf y la fascinación responsable del día a día: "Atravesamos una época desconcertante, a veces incluso aterradora; pero también es la más fascinante que la humanidad haya vivido desde los albores de la historia. Debemos estar inquietos y maravillados."
Finalmente, en el zigzag cultural, la ética es también labor de inteligencia: "La evolución moral no sólo avanza más lentamente que la evolución científica y técnica, sino que atraviesa una verdadera regresión. Una regresión del universalismo, de la democracia, del Estado de derecho. Y esto ocurre en todo el planeta". Contra la regresión, el progreso que no es sometimiento de nuestros semejantes. Lo vemos en tiempos recientes: no hay instituciones internacionales que puedan contener a quienes se valen de la fuerza, de su fuerza. Quieren la extinción de los débiles.
( vmsamano@hotmail.com)