A las 9 de la mañana del domingo 30 de noviembre el paisano expresidente Andrés Manuel López Obrador, desde su casa en Palenque, Chiapas, transmitió un mensaje de tan solo 49 minutos con 22 segundos, que 15 horas después había sido reproducido, visto y compartido por más de 654 mil 872 personas desde su canal de YouTube en el que a la fecha conserva 4.52 millones de suscriptores, y había generado 126 mil reacciones de Me Gusta, ningún No Me Gusta.
Esos 49 minutos fueron suficientes y bastaron para que la minada oposición intentara con mensajes de odio y mofa "asomar la nariz", ante las miles de expresiones en distintas redes sociales de respeto, amor y cariño que aún conserva el muy querido expresidente Andrés Manuel López Obrador.
Si alguien en este país y -sobre todo- de la oposición prianista y sus simpatizantes llegó a bordear la peregrina idea de que podían hacer algo, cualquier cosa, para colocarse en el interés colectivo de algún sector de la sociedad mexicana, ha quedado claro que están muy pero muy lejos de significar algo políticamente hablando; no tienen ideas, no tienen discurso, no tienen propósitos claros, solo discurso violento y lenguaje de odio, solo intenciones mezquinas de arrebatar el poder y enquistarse nuevamente en las altas esferas del poder público. Hay quienes sólo quieren seguir saqueando cómodamente como lo hicieron esquilmando al país por al menos 36 años de nuestra historia reciente.
El discurso del expresidente, sencillo como siempre, nada acartonado, sentado en su mecedora de madera, ataviado con guayabera blanca, rodeado de plantas, árboles, gallinas y un pavo real, abierto y de cara al pueblo, presentó el ejemplar de su libro GRANDEZA; prolífico escritor y lector como es, el paisano expresidente hizo referencias del contenido y sentido de su libro contra el paradigma de pensamiento que durante mucho tiempo gobernaron el pensamiento de muchos mexicanos, sencillamente dice
Y adelanta que para el próximo año saldrá GLORIA, lo que ya podemos denominar como una secuela; no obstante, lo que era una presentación de libro devino en una ocasión para recordar la importancia de continuidad del proceso de transformación del país y anunció tres motivos por los que saldría nuevamente a las calles y comunidades del país: para defender la democracia; a la presidenta, y, a la soberanía nacional; con esa sola declaración volvió a colocar en su lugar las "piezas del tablero político".
Para la oposición nada ha cambiado, el pueblo no les cree, siguen desde los medios de comunicación aliados a sus intereses buscando envenenar a la opinión pública contra la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo; sin embargo, solo ellos mismos se creen lo que ellos mismos se dicen o escriben.
Andrés Manuel López Obrador es no solamente un líder indiscutible del proceso de transformación de nuestro país, sino un factor de poder que con su sola presencia desdibuja a la oposición, "acomoda las piezas del tablero" y ubica nuevamente la conversación en los temas cruciales del país.
Son tiempos estelares para el país y complejos para ser oposición/opositor, no logran hilar y menos "acomodar en el colectivo" un solo argumento que complique al Gobierno Federal, solo es oponerse porque sí y porque no también, y cuando parece que van a indicar o señalar algo relevante, surge orgánicamente más de un mexicano(a) que les recuerda lo que ignoran a voluntad y que a propósito no mencionan en sus intervenciones. Y esto es que durante casi 70 años arrebataron la voluntad popular con un sistema político electoral a modo permitiendo ellos mismos la transición del poder a otros tan impresentables y ambiciosos como ellos. Un sistema diseñado desde la misma silla presidencial con la intención de saquear al país, reformando la Constitución y creando organismos que solo esquilmaron el recurso público.
Estoy convencido de que hoy que las cosas han cambiado diametralmente no pueden soportar la idea de ser tan insignificantes y más aún irrelevantes, para una gran mayoría del propio pueblo mexicano que no los quiere de regreso. Han perdido base social con sus propias reglas y en su "propia cancha", el pueblo votó y lo seguirá haciendo para apoyar los cambios propuestos desde 2018 y que siguen en curso.
Cierro. En la Roma antigua, cada que los Legionarios salían en campaña encontraban constantemente en el camino pequeñas piedras puntiagudas que las llamaban "scrupolos" (guijarros), esas pequeñas piedras se les metían en sus sandalias y sus largas caminatas significaban dolor, pero no podían detenerse por temor a ser castigados. Los que no padecían esas pequeñas piedras eran los hombres de poder, los tribunos y senadores que viajaban a caballo o en sus carros, ellos no sentían ni padecían las molestias que la mayoría que estaba a su servicio sí. Con el tiempo esas "piedras en los zapatos" llegaron a ser identificadas como "algo que traes dentro y te causa molestia", es decir, algo que molesta la conciencia y nos recuerda que algo no está bien. Bueno, a estos hombres de poder nada los incomodaba, porque sencillamente "no sentían por dentro de sus zapatos nada" que los molestara, no tenían scrupolo, expresión latina que significa escrúpulos, que a su vez significa literalmente "pequeña piedra puntiaguda". Así la oposición. (*Docente y abogado)