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Uso excesivo de pantallas en adolescentes

El uso excesivo de pantallas, incluyendo teléfonos móviles, computadoras, tabletas y televisores, ha aumentado significativamente entre los adolescentes en las últimas décadas. Aunque la tecnología ofrece múltiples beneficios para la educación y la socialización, su uso desmedido puede generar efectos nocivos tanto a nivel físico como psicológico en este grupo etario.

Uno de los principales problemas asociados al uso excesivo de pantallas es el impacto en la salud visual. La exposición prolongada a la luz azul emitida por estos dispositivos puede causar fatiga ocular, sequedad, irritación y visión borrosa. Además, el esfuerzo constante para enfocar la vista en distancias cortas puede favorecer el desarrollo de miopía, un problema visual en aumento entre adolescentes.

El sedentarismo es otro efecto negativo ligado al tiempo excesivo frente a las pantallas. Al pasar horas sentados, los jóvenes tienden a reducir su actividad física, lo que contribuye a problemas como el sobrepeso, obesidad y enfermedades metabólicas. La falta de ejercicio regular afecta también el estado de ánimo y el bienestar general, siendo factor de riesgo para trastornos como la depresión y la ansiedad.

Desde un punto de vista psicológico, el uso continuo de redes sociales y videojuegos puede afectar la salud mental de los adolescentes. Una exposición constante a contenidos que generan comparaciones sociales negativas puede disminuir la autoestima y provocar estrés. Además, el uso excesivo de pantallas se ha vinculado a problemas de sueño, ya que la luz azul altera los ritmos circadianos y dificulta la conciliación del sueño. El insomnio o sueño de mala calidad, a su vez, afecta el rendimiento académico y el estado emocional.

El uso prolongado de dispositivos tecnológicos puede interferir también en las relaciones sociales. En vez de interactuar cara a cara, muchos adolescentes prefieren la comunicación digital, lo que puede limitar el desarrollo de habilidades sociales esenciales. La dependencia a las pantallas puede derivar en aislamiento, dificultando la construcción de vínculos personales saludables.

Finalmente, hay riesgos asociados al contenido al que tienen acceso. La exposición a información inadecuada, violencia, ciberacoso o contenido sexual puede afectar negativamente la salud psicológica y el desarrollo emocional.

Aunque las pantallas son herramientas valiosas, su uso excesivo en adolescentes puede ocasionar efectos nocivos diversos: problemas visuales, sedentarismo, trastornos del sueño, afectación de la salud mental y deterioro de habilidades sociales. Es importante fomentar un uso equilibrado y consciente, promoviendo hábitos saludables para proteger el bienestar integral de los jóvenes. (Psiquiatra/Paidopsiquiatra.)