Trabajar con adolescentes que tienen TDAH en la escuela puede presentar retos importantes para los maestros, pero con estrategias adecuadas se puede favorecer un ambiente de aprendizaje inclusivo y efectivo. Es fundamental comprender que el TDAH afecta la atención, la impulsividad y en algunos casos la hiperactividad, lo que impacta el rendimiento académico y la conducta en el aula.
Primero, la organización y estructura son claves. Los adolescentes con TDAH se benefician de horarios claros y rutinas establecidas. Los maestros deben proporcionar instrucciones concretas y dividir las tareas en pasos manejables, facilitando el enfoque y la ejecución. Es útil también tener recordatorios visuales y apoyos escritos que refuercen las indicaciones verbales.
Segundo, adaptar las actividades para mantener la atención y motivación. Alternar tareas que requieran distintos tipos de habilidades (auditivas, visuales, kinestésicas) ayuda a que el estudiante se mantenga activo y participe. Incorporar descansos cortos para moverse permite liberar energía acumulada y mejora la concentración cuando se retoma el trabajo. Es importante usar refuerzos positivos y recompensas para reconocer sus esfuerzos y progresos, fortaleciendo su autoestima.
Tercero, el maestro debe mostrar empatía y una comunicación efectiva. Escuchar las inquietudes del adolescente reduce su ansiedad y frustración, promoviendo un clima de respeto. Las reglas del aula deben ser claras y consistentes, pero también flexibles para reconocer las necesidades particulares. Evitar castigos severos o humillaciones es fundamental, ya que pueden empeorar los síntomas del TDAH.
Cuarto, fomentar habilidades de auto-regulación y organización personal. Enseñar técnicas de manejo del tiempo, como listas de tareas y el uso de agendas, ayuda a que el estudiante desarrolle autonomía. También es beneficioso entrenar estrategias para controlar impulsos, por ejemplo, técnicas de respiración o pausas de reflexión antes de actuar.
Quinto, trabajar en colaboración con los padres y otros profesionales. El intercambio de información entre maestros, padres y psicólogos o terapeutas garantiza un abordaje integral. Esto facilita ajustes curriculares y de conducta que beneficien al adolescente tanto en casa como en la escuela.
Finalmente, la paciencia y la formación continua sobre TDAH son imprescindibles. Los maestros que se actualizan sobre las características y mejores prácticas para apoyar a adolescentes con TDAH están mejor preparados para facilitar su aprendizaje y bienestar.
La combinación de un ambiente estructurado, adaptaciones pedagógicas, apoyo emocional y colaboración interdisciplinaria crea condiciones óptimas para que los estudiantes con TDAH puedan desarrollarse y alcanzar su potencial en el contexto escolar. (Psiquiatra/Paidopsiquiatra.)